Si algo tiene la literatura es que cuando una narrativa nos emociona siempre nos hace volver a ella, a la cueva, al refugio, al entorno seguro. Esto también le sucede a Sofía, la protagonista principal de Tortugas, la nueva obra de Isabel Alba. Os cuento mis impresiones.
El libro da título también al chat de Instagram que comparten Sofía y Luna, dos adolescentes con muchas inquietudes que poner sobre la mesa. A través de sus reflexiones vamos comprendiendo el maremágnum emocional que sufre Sofía. Su universo son su abuela Estrella, bióloga; y su madre Blanca, médico en el servicio de urgencias. Mientras una estudia los seres humanos otra los repara y recompone, por así decirlo. El vínculo con su abuela es majestuoso; con ella puede ser ella misma, tiene libertad de expresión y comprensión, podríamos decir que la adora, pero tendrá que aprender a reestructurar su día a día desde la ausencia. Blanca, por su parte, está agotada. El país está viviendo un momento convulso; las horas de trabajo son interminables, no hay soporte psicológico, únicamente hay que seguir adelante, caiga quien caiga y cueste lo que cueste.
" Me he quedado con tu manta. Huele bien, como hueles tú. Me gusta tu olor. Me recuerda a ti. A tu cuerpo y tu jabón".
Digamos que hay dos etapas en la historia: un pasado que es el que clarifica el momento presente, el del vacío, y esa actualidad, en la que el distanciamiento entre madre e hija es evidente. Si sumamos el cansancio físico y el emocional al que están sometidas ambas, y añadimos a la mochila el peso del vacío, donde no solo negamos el sufrimiento sino que no le dedicamos la atención que merece, se crea un cóctel de malestar que lejos de unir, deshace lazos; un lazo inextricable, por otro lado. Y es que Estrella era el centro de ambas y no hay nada que remplace ese hueco, ese espacio.
" Te quería tanto a ti que no me di cuenta de todo lo que la quiero a ella".
Me enfrento a una reseña donde creo que la sinopsis no hace justicia al núcleo de la obra. Tortugas no es una novela de adolescentes, que también, es una obra de emociones, de sentimientos, de frustración, rabia, consuelo y desconsuelo al mismo tiempo. Los temas que se tocan son importantes; mientras que rozamos el acoso escolar, tan presente desde tiempos inmemoriales, el duelo se magnifica, y por ende todas sus fases: el shock, la negación, la rabia, la culpa, y en mayúsculas, LA SOLEDAD. Es por ello tan importante aferrarse a la familia, a ese clan que te acompaña y te protege, que te entiende, con quien tienes cosas en común y te hace crecer como persona. Vemos en Sofía una evolución desde las primeras páginas hasta las últimas, porque la empatía mueve montañas, y de un pozo sin fondo se consigue la resiliencia, y con ello la fuerza interior para avanzar y construir un nuevo camino. Algo que es puramente genético, Blanca es una luchadora y Estrella pura revolución.
Me ha gustado mucho la estructura, amenizada por textos cortos con notas de voz o conversaciones de Instagram; capítulos breves con lenguaje muy simple, apto para cualquier lector. Nuevamente Alba me ha cautivado, me ha dejado con el corazón en un puño con una historia intimista de estas que tanto me gustan, de mujeres fuertes (abuela, madre, hija); un texto novelado que bien podría ser la realidad de muchas. Echadle un vistazo.
Aquí os hablé de La danza del sol.
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