Quien me conoce está al tanto de mi aversión a los gatos, pero también de mi pasión por la literatura japonesa, parca en emociones y extensa en los silencios. En El gato que venía del cielo ambas van de la mano. Vemos qué nos cuenta Takashi Hiraide en esta novela corta.
Una pareja —él editor—, decide huir del estrés de la ciudad de Tokio y afincarse en un pueblo apartado del ruido. Comienzan a recibir las visitas inesperadas de un gato, Chibi, que se instala en su cocina, en su jardín y terminan por formar un triángulo sentimental inesperado. Se acostumbran tanto a su compañía que se instala el apego. Ya viendo la sinopsis sabemos que Chibi va a desaparecer en algún momento de la trama, y sobre ello gira toda la obra.
El autor se halla en terreno conocido, ha sido redactor en una editorial y ahora es escritor y profesor, siendo esta su primera novela. Hiraide expone a la perfección la necesidad que tiene el ser humano de cuidar, de amar, y cómo nos aferramos a ello, a veces para intentar rellenar otras grietas o fisuras. Y cómo el apego en ocasiones forma la distancia emocional a su vez. Cada uno ama a su manera, con su fragilidad, con sus miedos, también con su grandeza.
"¿Cómo es posible que el afecto compartido por un mismo ser amado pudiera transformarse en resentimiento?"
La muerte y el duelo aíslan y es tremendamente desolador afrontar esa lejanía emocional, y el paso de Chibi por las vidas de este matrimonio les deja conmocionados. Una lectura ágil y entretenida para descansar entre otras más exigentes. Lo más bonito de mi ejemplar es la dedicatoria que contiene, pero eso se queda para la intimidad.
" A menudo hablamos de tristeza violenta. ¿No será que al mezclarlos confundimos dos sentimientos distintos, tristeza e indignación? Alrededor de la muerte de una persona siempre reina la confusión. Se reúne gente abatida que llega de todas partes. Es un tiempo convulso, aunque limitado, en el que se tienen que decidir sobre la marcha muchos detalles imprevistos".
De momento no me lanzo, que tengo mucho pendiente y no me llama tanto. Pero si se cruza, puede que caiga.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo no me hubiera fijado ni por asomo porque aunque la japonesa me entusiasma, ¿gatos? ¿yo? Pero me la regaló una amiga que me quiere bien y además es muy cortito.
EliminarThanks for your review
ResponderEliminarThank u 2
EliminarHola otra vez. Me gustó mucho esta novela por lo que comentas. La paz que da leerla, lo sencilla y bonita que es, centrándose en sentimientos puros, sin complicaciones. Vienen bien estas lecturas de vez en cuando.
ResponderEliminarPor cierto, yo en Insta también puse foto con el libro rodeado de ovillos, no me acuerdo si representa algo del libro o hemos coincidido.
Besos
Qué bueno entrar y ver todos tus comentarios. Sí, yo también tuve esa sensación de paz y ternura. Es lo que más me gusta de la novela japonesa, que expresa las emociones de manera contenida pero directa.
EliminarEh, es que yo no tenía ovillos, jaja, y lo de coser se me da terriblemente mal (y mi madre profesora de corte y confección, ¿sabes? ja ja) , total que lo que tenía a mano era el típico kit malísimo de hilos y tal, y de ahí la foto. (Foto que tiene meses pero como no entraba a la web, disaster)
Voy a ver si encuentro tu foto, besazo.