Cuando Tatiana Salem Levy expone la historia de Júlia me planteo si es cierto eso de que el autor escribe como quien ve llover o si, por el contrario, se cala. Y es que Vista Chinesa recoge precisamente eso que estamos cansadas de reivindicar: "ni una más". Vamos al lío.
" La parte que había muerto era mi cuerpo, y mi cuerpo era lo que estaba más vivo, gritando a pleno pulmón ".
La autora contextualiza y dibuja perfectamente ese día totalmente rutinario con que te levantas, y el alud de sorpresa y frío con que te acuestas tras un acontecimiento de semejante magnitud, convirtiéndote en iceberg. El relato es muy duro, es terrible ahondar en un texto inspirado en un hecho real de una mujer que en el siglo XXI aún tiene que tener cuidado por dónde ir, a qué horas o con quién. Me parece muy necesario seguir diciendo bien alto que las mujeres tenemos los mismos derechos que los hombres y estamos muy cansadas de tener que echar siempre la vista atrás.
" El duelo es así, lo enterramos en el bosque, lo enterramos en el análisis, lo enterramos en el trabajo, lo enterramos en la vida que sigue, pero siempre hay una parte que vuelve ".
Las dos primeras partes del libro son demoledoras que, honestamente y no por morbo, es lo que me esperaba, pero creo que debería haber finalizado así. La última parte se hace bastante repetitiva y aporta una serie de fechas y hechos que en mi opinión son imprescindibles en este enfoque narrativo, al contrario, creo que se sale de tiesto. A pesar de este detalle el balance general es bueno; me ha impactado, enfadado; me ha dolido, lo he sufrido, y solo por eso lo recomiendo.
Parece una novela fuerte e interesante, más todavía al inspirarse en un hecho real.
ResponderEliminarMe detengo, en este comentario, en la frase de lógico enfado que en tu reseña colocas en la que dices que el libro trata de una mujer "que en el siglo XXI aún tiene que tener cuidado por dónde ir, a qué horas o con quién. Me parece muy necesario seguir diciendo bien alto que las mujeres tenemos los mismos derechos que los hombres y estamos muy cansadas de tener que echar siempre la vista atrás."
Comprendo tu enfado y la necesidad que señalas de que una mujer pueda ir sin miedo a cualquier hora y con cualquier persona. La suscribo plenamente, pero creo que en el mundo somos 8.000.000.000 de personas y que todos tenemos que ser precavidos pues siempre hay depredadores sueltos que no tienen conciencia. No vale con protestar airadamente, también todos -de cualquier sexo- hemos de tener cuidado al movernos por la selva que es el mundo.
Un beso
Pena que no haya sabido terminar a tiempo, porque pinta muy bien este libro. Tiene que doler, tiene que remover mucho. Tomo buena nota.
ResponderEliminarBesotes!!!
Holiiii. Por fin vengo, que no se me olvida.
ResponderEliminarQuizás esa parte aunque le quedara más repetitiva y prescindible la quiso poner para no dejar un poso tan duro con el relato. Como para intentar suavizar porque sabía que había sacudido con fuerza.
Estas cosas son las que yo siempre me pregunto cómo se sale, cómo se sigue adelante después. Porque como bien dices, es un dolor que en determinadas circunstancias vuelve, está siempre acechando.
No es que yo quiera mirar a otro lado o vivir como si esto no sucediera pero este tipo de relatos luego me torturan mucho tiempo. Y tampoco es plan.
Besitos
Pienso que hoy en día son necesarios relatos que nos recuerden que la violencia contra la mujer o los menores, como el libro de Palomas, existen y hay que tenerlos en cuenta. Besos
ResponderEliminarLástima no saber rematar, pero en cualquier caso me la llevo, me has convencido-
ResponderEliminarBesos.
que lindo volver a leerte te perdi por un tiempo saludos
ResponderEliminar