Karmele Jaio es una gran narradora de emociones. Desde que la descubrí con MÚSICA EN EL AIRE sabía que se convertiría en una de mis escritoras favoritas. Después le tocó el turno a LAS MANOS DE MI MADRE, y por fin pude ir a verla a una presentación, como os contaba en LA CASA DEL PADRE. Hoy vengo a hablaros de NO SOY YO, su publicación más reciente.
La gasteizarra (vitoriana) comenzó escribiendo en euskera, su lengua madre, y poco a poco se fue haciendo un hueco también en la publicación de habla castellana. Nueve de los catorce relatos que conforman este libro ya formaban parte de EZ NAIZ NI (No soy yo) y en esta versión en castellano ha agregado otros tantos.
¿Y qué hay del contenido de los relatos? En El grito tenemos un marido ferviente seguidor y creyente en el Athletic Club Bilbao (como el mío) y amante del fútbol en general (ídem). Ella, escritora, no puede escribir en el salón porque los partidos son de noche y no consigue concentrarse debido al cocktail de testosterona que fluye en esa habitación, y entre ambos intentan buscar el equilibrio (guiño). Me he reído mucho porque me he sentido muy identificada.
“ A veces me pregunto para qué escribo y para quién, y si mis palabras son realmente capaces de remover a alguien por dentro”.
Contamos también con el relato de una mujer a quien le tienen que hacer una mamografía, regado de ese tono nostálgico que rodea el abandono del nido y las crecientes ganas de redescubrir la vida en pareja, especialmente en material sexual. Hay bastantes mujeres con ese perfil de insatisfacción, celibato, exploración de la sexualidad, fuegos apagados, etc, pero no es ese su único nexo; la mayor parte de los relatos están regados de cultura, bien sea en trasfondo metaliterarioo bien arte y pintura. Qué gustazo, el lector toma asiento y se acomoda.
Una de las mujeres aborrece el olor a comida del patio, otra se cruza con su ex y se vuelve blandita, batiéndose entre las olas del recuerdo que nos da instrucciones por si nos surge el reencuentro. Curiosamente el relato que da nombre al libro, No soy yo, es de los que menos ha captado mi atención.
La mujer siempre tiende a buscar su autoexploración interior, como la que decide aprender reiki. El relato que más me ha gustado y con este he soltado un par de lágrimas ha sido el que cierra el libro, Ecografías, que me ha parecido el más especial. Sé que este me dejará residuo emocional.
“ Al entrar en el orfanato sentí como si las miradas blancas de los niños y niñas que se asomaban por las habitaciones se me clavaran en la ropa. Igual que se clavaban en mi ropa las espigas con las que jugaba junto a Elena cuando éramos niñas. Elena y yo corriendo por una explanada, lanzándonos espigas que se quedaban pegadas a nuestros jerséis de lana. Elena y yo riendo, Elena y yo entrando a un orfanato de Etiopía. Todo en una misma vida ”.
Sol de abril nos ofrece un testimonio de malos tratos, y una gran reflexión en torno a lo mucho que le debemos a la pandemia, a pesar de las muertes y las restricciones. Es muy reflexivo, es el fiel reflejo de una comunidad de vecinos.
Hola! No conocía el libro no a la autora pero lo cierto es que parece interesante así que espero leerlo en algún momento. Gracias por tu reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
De la autora leí Las manos de mi madre y me encantó. Tomo buena nota de estos relatos.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Hola! A mí me gusta más las novelas. Con los relatos me pasa como a ti, que unos los disfruto y otros no tanto, aunque no me importaría leer algo de esta autora. Besos.
ResponderEliminarMe encanta esta autora. La descubrí con Las manos de mi madre, que me dejó tan noqueada. También tuve la oportunidad de hablar con ella por teléfono sobre esta novela, y me impresionó descubrir que los seres humanos no somos tan distintos cuando se trata de emociones. Me gusta lo que nos cuentas sobre este volumen de relatos. Me lo llevo anotado. Besos
ResponderEliminarToca temas muy importantes para la mujer :)
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