" EL NECRÓFILO " (Gabrielle Wittkop)
" El olor de los muertos es el del retorno al cosmos, el de la sublime alquimia. Ya que no hay nada tan limpio como un muerto y lo es cada vez más a medida que pasa el tiempo, hasta llegar a la pureza final de esta gran muñeca de marfil con la risa muda, y las piernas perpetuamente abiertas, que está en cada uno de nosotros ".
Una de las facetas más oscuras del erotismo es la necrofilia, que provoca mucha curiosidad a la par que rechazo. Gabrielle Wittkop nos trajo esta novela, El necrófilo, que se publicó por primera vez en 1972 y fue un éxito de ventas. Se agotó y no se relanzó hasta 1990. A España llegó en 1995 con Tusquets y ha sido reeditado recientemente por Cabaret Voltaire. Estas son mis impresiones.
Este es el diario de un anticuario acostumbrado a vivir entre objetos antiguos, quien narra sus encuentros con Suzanne, Teresa, Henri…Le es indiferente sexo, edad o condición, y se hace con las más ingeniosas tretas para conseguir sus cuerpos y llevárselos a casa. Lo hace de un modo tremendamente respetuoso, silencioso, ritualizado hasta el mínimo detalle, porque venera al muerto, lo desea, lo ama. Solo un adicto sabe qué estaría dispuesto a hacer para alcanzar el objeto de sus anhelos. Incluso roba los cadáveres de sus sepulturas. Tiene relación con otros necrófilos, se reconocen a primera vista. Toda esta primera parte de la trama se desarrolla en Francia, pero un acontecimiento le insta a huir y se instala en Italia, donde también sucede algo que le pone al límite y le hace tambalear pero, ojo, tambalearse no es caerse.
¿Alguien que padece necrofilia se enamora también? Este es uno de los planteamientos reflexivos que aparece inmerso entre las páginas de este libro. A mí me ha hecho recordar una película de la que no recuerdo el nombre en que Javier Cámara hacía de algo así como celador y también abusaba de los cuerpos. Qué perverso todo esto y qué prisma tan diferente para quien tiene en mente mantener relaciones con un muerto. Me pregunto si en el día a día me cruzaré con alguien a quien atraigo y que le gustaría que muriera para mantener una relación conmigo.
" No puedo ver a una mujer bonita o a un hombre agradable sin desear inmediatamente que estén muertos. Antes, en los días de mi adolescencia, lo deseaba incluso con pasión, con furia ".
El necrófilo es un relato con pasajes duros, en el que Wittkop perfila psicológicamente y con una pluma muy acertada a este gran personaje. No apto para estómagos delicados, concretamente un encuentro sexual llegó a darme náuseas y, sin embargo, me parece recomendable precisamente por ser una gran lectura que no deja indiferente.