“ LAS GRATITUDES” (DeLphine de Vigan)
Delphine de Vigan es una autora a la que siempre le sigo la pista. En España es Anagrama quien publica su obra; esta última de 2021 es "Las gratitudes" de la que os quiero hablar hoy.
Michka Seld acaba de ser ingresada en un geriátrico. La que fuera corresponsal ahora padece afasia; las letras bailan a su antojo formando frases coherentes, pronunciando palabras que aunque se entienden por el contexto y suenan parecido, no son las correctas. Jérôme es el logopeda que trabaja con ella, un profesional muy empático que termina por acostumbrarse a sus silencios. Intenta que recupere parte del habla, ya que la enfermedad se puede estabilizar pero no erradicar, y con el paso del tiempo irá a peor.
"Soy logopeda. Trabajo con las palabras y con el silencio. Con lo que no se dice. Trabajo con la vergüenza, con los secretos, con los remordimientos. Trabajo con la ausencia, con los recuerdos que ya no están y con los que resurgen tras un nombre, una imagen, un perfume. Trabajo con el dolor de ayer y con el de hoy. Con las confidencias.
Y con el miedo a morir.
Forma parte de mi oficio.
Pero lo que me sigue sorprendiendo, lo que me alucina incluso, lo que aún hoy me deja sin aliento, es la perdurabilidad de las penas infantiles. La huella ardiente, incandescente, que dejan a pesar de los años. Una huella indeleble".
Su último deseo consiste en encontrar al matrimonio Olfinger, que acogió a esta niña judía ocultándola de los alemanes y que hizo lo posible por que no muriera en un campo de concentración. Quiere hacerlo antes de que esas palabras de gratitud se evaporen; pero Michka no puede desplazarse. Marie es su vecina; tienen una relación muy estrecha, casi de madre e hija. Era esta quien, a pesar de no tener hijos propios, la cuidó muchísimas veces desde que fuera una niña. Jérôme por su parte también tiene un frente abierto desde hace muchos años. Con una narración a dos voces, vemos en Las gratitudes cómo Marie y Jérôme unen fuerzas para intentar hacer de los últimos días de la anciana un espacio más confortable y cálido.
"¿Todavía os abraza alguien? ¿Cuánto hace que otra piel no entra en contacto con la vuestra?
Cuando me imagino vieja, realmente vieja, cuando intento proyectarme dentro de cuarenta o cincuenta años, lo que me resulta más doloroso, más insoportable, es la idea e que ya nadie me toque. La desaparición progresiva o repentina del contacto físico.
Quizá la necesidad no sea la misma, quizá el cuerpo se retraiga, se acurruque, se entumezca, como durante un largo ayuno. O quizá, por el contrario, se queje de hambre, una queja muda, insoportable, que ya nadie quiere escuchar".
Esta mujer es adorable y con su entrañabilidad y su buena fe crea además un lenguaje particular que siempre permanecerá en torno a los suyos. Si en "Las lealtades" la francesa hablaba sobre el alcoholismo de un adolescente, con esa sensación de soledad tan palpable desde el principio, en "Las gratitudes" reivindica una situación común para muchos de nuestros mayores, y se adentra en terreno distópico en cuanto al trato médico y profesional; además habla de un trastorno que muchos pacientes sufren tras ictus, embolia o hemorragia cerebral, entre otros, y que en la mayor parte de los casos perdura en el tiempo. Personalmente creo que De Vigan es una gran narradora de emociones y a mí con esta obra me ha dejado el corazón un poquito encogido. Una novela muy íntima, reflexiva y totalmente recomendable.