" FLORESCENCIA " (KOPANO MATLWA)
Merodeando por los estantes de mi librería me topé con "Florescencia" y su portada atrajo mi atención. Sin haber oído hablar de Kopano Matlwa y sin echar un vistazo a la sinopsis, este título de Alpha Decay acabó en mis manos. Os cuento mis impresiones.
Masechaba ha soñado con ser médico desde pequeña. Digamos que la medicina supone para ella una catarsis con la que combatir la sociedad xenófoba y machista que le rodea. En el hospital en el que trabaja en Sudáfrica cuentan con muy pocos recursos y además, tal y como ella recrimina, “nuestra gente se cree muy lista, pero se niega a tomar conciencia de su salud y acude muy tarde al médico, a veces cuando ya no hay una solución posible". Vive constantemente avergonzada, enclaustrada en una religión férrea inculcada por su madre, una persona estrictamente religiosa. A Masechaba todo le resulta pecaminoso, y vive una terrible culpa, bien sea por sus dolores graves menstruales como el suicidio de su hermano y único amigo Tshiamo. Vive con una colega del trabajo, Nyasha, una mujer muy reivindicativa, una guerrera, en exceso instransigente que pone a “Chaba” contra las cuerdas constantemente.
" Los pacientes se mueren continuamente. Nadie espera que los salvemos a todos. Hacemos lo que podemos. Y con nuestro agónico sistema sanitario, la escasez de personal, los problemas sociales, ¿qué se puede esperar? Hacemos lo que podemos: es el mantra que me repito día y noche, noche y día. Se lo recito a otros y otros me lo recitan a mí.
Hacemos lo que podemos.
Hacemos lo que podemos".
La obra está compuesta de cuatro partes, intercaladas con numerosas citas bíblicas. En la primera se nos muestra a esa mujer que sueña con ser doctora, y que además lucha por ese reconocimiento: "ni señora ni señorita, doctora". En la segunda, la incidencia de Nyasha arrastra a Masechaba a quejarse de la xenofobia, a reaccionar ante el abuso racial y ponerse en primera fila de guerra. La tercera parte nos muestra a una mujer destruida, víctima de violación, que se hunde y toca fondo y conversa con ese Dios suyo al que tanto necesita. Y por último, hay distanciamiento, abandono, pero también una madre pegada a la cama de su hija buscando su recuperación.
Poco más puedo añadir sin hacer spóiler de esta obra cuanto menos especial. Confieso que la introducción, esa primera parte me tuvo un poco desconcertada, porque no entendía por qué derroteros caminaba la historia, cuál era en realidad la línea argumental y si era interesante para mí. Pero según avancé un poco más, fui comprendiendo el nexo entre toda la información expuesta y entonces me enganché a la historia. El perfil psicológico de Masechaba es brutal, encoge el alma su manera de verse a sí misma, y especialmente la parte en la que se narran los abusos sufridos es emotiva y desgarradora. También es remarcable el uso que hace de la religión, porque hay quien se aferra a ella buscando refugio mientras que la doctora lo hace exigiendo respuestas, pidiéndole a ese Dios que ella conoce que actúe conforme a su palabra, y ahí es donde se cobija.
"Dicen que en el cielo seremos eternamente felices. No lloraremos, no sufriremos, no sentiremos miedo ni preocupaciones. Todo será perfecto".
En conjunto, me ha gustado mucho el enfoque de Matwla. Esta joven escritora es licenciada en medicina, algo que se percibe enseguida; se halla en terreno cómodo hablando de la sanidad pública, con su álter ego en Florescencia y aprovechando la escritura como medio de reivindicación social, de esa Sudáfrica corrupta, machista y xenófoba que ella tan bien conoce y que es tan necesaria vea la luz. Me ha parecido una obra original, muy bien estructurada, y que a lo largo de poco más de cien páginas deja al lector muy revuelto.