24 de enero de 2022

"el sol y sus flores" (rupi kaur)


" tu ausencia es un miembro amputado ".



Descubrí a rupi kaur a través de Elvira Sastre, quien se encarga de las traducciones de su obra.  Tras otras maneras de usar la boca, que me fascinó, me decanté por el sol y sus flores, que también edita seix barral. Os cuento un poquito más.



La poesía es refugio, ese lugar en que todo lector encuentra alguna estrofa donde sentirse identificado. Este poemario, muy fiel al estilo de kaur ―breve, conciso y directo― consta de cinco seccionesmarchitarse, caer, enraizar, crecer, florecer. En ellas nos encontramos con dolor, ausencia, depedida, y frío; alguien que comienza con cristales rotos bajo sus pies, se lame sus heridas y continúa a pesar de las cicatrices, encontrando fuerza en ellas.


" como el arcoíris

después de la lluvia

la alegría reaparece

después de la pena ".


el sol y sus flores envuelve por su prosa poética sencilla, de calle, accesible a cualquier persona que quiera echar un vistazo a su obra, y que se verá rodeada de calidez y cercanía, y se sentirá arropada por su pluma.



El sello propio de la autora no proviene únicamente de escribir en minúsculas, que según comentó a la editorial lo hace "porque la vida es la suma de instantes, de actos cotidianos, sea en la denuncia de un abuso, en la aceptación de nuestro cuerpo y nuestras heridas, en el perdón o en la autoestima"; sino que además denuncia la desigualdad social, la injusticia, y reivindica el feminismo por encima de todo. Además, ilustra ella sus propios poemas.




Hacía mucho que no traía al blog otro género literario distinto de la novela, y hoy me ha apetecido compartiros este librito que leí hace bastante tiempo y aún recuerdo con ese sentimiento melancólico de emoción y melancolía que solo algunos escritos dejan a su paso. 



 

Agrego este enlace por si os apetece abrir la puerta al sol y a las flores.




21 de enero de 2022

"HOZUKI, LA LIBRERÍA DE MITSUKO" (Aki Shimazaki)

La novelista y también traductora Aki Shimazaki no es la primera vez que aparece en esta casa. Si hace un tiempo os hablaba de El quinteto de Nagasaki, hoy os cuento mis impresiones de "Hozuki, la librería de Mitsuko", editada por Nórdica.




Mitsuko tiene una librería de viejo. La gestiona ella sola, es quien se encarga de atender a los clientes, de recopilar los libros, colocarlos y luego venderlos. Tiene un hijo pequeño, Tarô, sordomudo, por lo que se maneja mediante lenguaje de signos y dibujos, que se le dan francamente bien. En los ratos en los que su madre trabaja está con su abuela. Es un niño muy espabilado para su edad.

La mamá, soltera, hace lo que haga falta para sacar a su hijo adelante. Los viernes engaña a su madre y a su hijo diciendo que va a buscar libros para vender después en el negocio, pero en realidad es camarera en un bar de alterne. Es la única vía económica que le ayuda a subsistir. Un día acude a la librería una mujer con su hija Hanako y van entablando amistad entre sí.  Mitsuko desconfía de la mujer, quien busca libros de filosofía, y que le hace evocar a alguien de su pasado, pero Hanako Y Tarô forman un vínculo difícil de romper y Mitsuko no tiene más alternativa que ceder ante esa amistad y aguantar a esa señora de la que desconfía.

"Cada uno tiene una vida única y problemas que pueden ser increíbles. Como se suele decir: <la realidad a menudo supera la ficción> Pero después de todo, la vida del prójimo no es asunto de nadie".

Para los amantes de la novela oriental hay libros a los que no nos podemos resistir.  En esta no solo nos adentramos en un argumento envolvente sino que además el trasfondo metaliterario nos atrae de tal modo que no podemos más que dejarnos seducir.

Shimazaki juega con el lector a la intriga desde el primer momento, haciendo entrever un hilo argumental que termina siendo otro. Esto me ha gustado un montón. El libro es breve y sencillo pero envuelve mucha reflexión, especialmente en torno a la maternidad, al verdadero significado de la palabra Madre. ¿Qué serías capaz de hacer como madre para que tu hijo cubra sus necesidades? También hay varios planteamientos filosóficos respecto a la reencarnación, etc. El argumento deja un regusto de tristeza y melancolía, englobando casi sin querer un entorno distópico. ¿Qué haría yo? 

"

- ¿Cree usted en la metempsicosis?

- ¿Quiere decir la reencarnación?

- No niego su existencia, pero creer en ella es algo personal, como lo que atañe a la religión.

- Yo sí creo.  Siempre me pregunto quién fui en mis vidas anteriores y quién seré en mis vidas futuras. En cada vida, no soy la misma persona, pero el alma sigue siendo la misma mientras cambia de cuerpo eternamente. Como un collar de perlas interminable.

- Cuando una perla se cruza con otra, ése es el momento en que encontramos a alguien como nosotras. Son las almas que se cruzan.

"

Se percibe los conocimientos de la autora en plantas y flores, tan típico de la cultura tradicional japonesa, y que ya reflejaba en
El quarteto de Nagasaki. Se adjunta un glosario final para los que no conocemos el idioma, muy muy útil. 

En definitiva, un libro breve  que engloba un argumento sencillo y cautivador con el que pasar un ratito entretenido, y que deja un regusto especial. Muy recomendable.

20 de enero de 2022

" LA REPRESENTACIÓN" (Claire Thomas)

Hay novelas que no tienes en la cola de lecturas y se acaban anteponiendo a otras. Esto me sucedió con La representación de Claire Thomas, editada por Alba. Os cuento un poquito su argumento.



Tres mujeres, Ivy, Margot y Summer coinciden en la obra de teatro "Los días felices" de Samuel Beckett, la noche en que los incendios forestales amenazan la ciudad. Los capítulos se presentan en varias partes, cual esquema teatral (primer acto, segundo acto….), en una narración que ahonda en lo más privado de las tres protagonistas, y  derruyendo las fachadas de cada una de ellas. Nos muestra sus anhelos abiertamente, sus secretos, sus silencios. Margot es una mujer entrada en años, profesora de literatura rozando la jubilación, y con un marido enfermo, y un hijo y nieto a los que casi no ve. Enfoca la maternidad desde esa distancia, y habla en alto de lo que no suele decirse con total naturalidad. A su edad ya no tiene reparos en expresar lo que siente excepto "eso" que calla. Seguimos con Ivy, también de mediana edad. Aparenta tener una vida perfecta y envidiable aunque tiene un pasado que arrastra como un lastre, que le atormenta y acompaña cada día del presente y en un futuro, posiblemente. Tampoco habla de aquello. Recuerda a Margot y la tiene en gran estima. Y por último, tenemos a Summer, que estudia y trabaja como acomodadora en el teatro. Mantiene una relación con otra chica, cuya familia está atrapada en los incendios. Adora a su madre pero no le perdona que no hable nunca de su padre.


Representación teatral de "Los días felices" de Beckett.
(imagen vía Abc)


"Según la tradición, son las mujeres las que se embarazan, no los hombres. Son las mujeres las que dan a luz, no los hombres. Ellas dan el pecho, no los hombres. Vete a tomar por culo con tu coparentalidad. ¿Es que ya no se nos puede llamar madres? ¿Ni siquiera cuando estamos aquí sentadas de mala manera con vaginas todavía convalecientes después de semanas de puntos que tiran y compresas extragrandes especiales para coágulos? ¿Con pechos que gotean sangre por las grietas y leche por la sobrecarga de los conductos mamarios? ¿No podemos ser lo que somos, solo por un tiempo, antes de incluir otra vez a los hombres? Antes de aceptar esa etiqueta de coparentalidad, como si viviéramos en un estado permanente de trabajo en equipo incorpóreo, posfeminista y sin distinción de género?"


Las reflexiones que se le plantean al lector son sublimes, especialmente en lo tocante a la maternidad y, en segunda instancia, al arte.  El ritmo narrativo es tremendamente lento, y  esa falta de fluidez llega a aburrir en algunos momentos, de hecho estuve tentada de abandonar el libro. Y, sin embargo, me alegro de haber continuado porque la manera de desentrañar el personaje, de perfilarlo, de hacernos partícipes del presente y pasado de cada uno de ellos es brillante, esos silencios que nos rodean a cada uno de nosotros y ese papel de nosotros mismos que representamos en nuestro día a día está muy bien reflejadoSupongo que como siempre sucede, una cosa es lo que se quiera aparentar o se proyecte a los demás, y otra lo que cada uno piense o sienta de puertas para adentro. Y los prejuicios son terribles.


"Su dolor, igual que su hijo muerto, no cumple años. La pena no se hace vieja. No ha madurado ni perdido intensidad. Cuando la siente la inunda, siempre lo ha hecho, a pesar de los años, a pesar de los profesionales, a pesar del cónyuge mejorado y el hijo nuevo y perfecto que tienen".

La autora, nacida en Melbourne, ambienta esta novela en el mismo lugar pero sin aportar referencias significativas, y nos posiciona en el momento de los incendios pero podría ser cualquier otro momento u entorno,  siendo el eje real lo que confluye durante la representación y no lo que acontece fuera del teatro, que resulta irrelevante. Me han gustado los tres prismas tan distintos de cada uno de los personajes, sus silencios, la diversidad emocional de cada personaje. Y me ha encantado Ivy, una señora que va de ida y vuelta y que habla sin tapujos. La falta de ritmo me ha molestado considerablemente, pero en conjunto ha sido una buena lectura. Recomiendo "La representación" para lectores con ganas de sumergirse en una novela tranquila, cómoda  y sin prisa.



11 de enero de 2022

"LEÑA MENUDA" (Marta Barrio)

Instagram, una lee y recomienda, otra ve y comparte, y entonces te ves sumida entre las páginas de "Leña Menuda" de Marta Barrio. La escritora, editora en Alianza Editorial, ha ganado el Premio Tusquets Editores de Novela con esta su segunda novela. Vamos al lío.




Una mujer acaba de confirmar su embarazo y, a partir de aquí, empieza a diseñar su proyecto de vida junto con su pareja: amueblar la habitación, escoger el nombre, en resumen, disfrutar la ilusión de saberse padres. Un día unos perros la derriban y acude al hospital, donde recibe un diagnóstico que pone su vida boca abajo. El bebé no ha sufrido daños tras la caída pero descubren una anomalía grave; padece displaxia esquelética severa, esto es, que tiene los huesos largos demasiado cortos, por lo que no podría llegar a caminar, y además tendría problemas respiratorios, y los pulmones y otros órganos vitales no funcionarían adecuadamente. Se considera una enfermedad rara, de esas cuyo porcentaje es tan mínimo que ni siquiera se conocen. Al hallarse en una gestación avanzada ya no puede interrumpir el embarazo de manera legal en España, que actualmente lo limita a 22 semanas y 6 días desde la última menstruación. A partir de este momento y tras procesar el primer shock inicial, A. (su pareja) y ella deben decidir qué rumbo tomar. Esto les coloca en una posición muy complicada, de culpa, duda, miedo y tristeza, y finalmente deciden viajar a Bélgica, que es uno de los países europeos que permiten la interrupción voluntaria del embarazo independientemente de la gestación y es, además, el más económico hasta el momento. En cualquier caso, el importe a abonar resulta inalcanzable conque deben vender parte de sus bienes.


El turismo abortivo era un privilegio de clase, al alcance de unos pocos.


Ella es la que viaja sola, A. permanece en España, así lo han acordado. Se instala en casa de B. (su prima), que no hace preguntas, permanece en silencio y acompaña en ese bache inolvidable. Barrio nos relata cada detalle que acontece a esta mujer aún embarazada de su primer hijo, desde que rellena la documentación pertinente en el hospital hasta que ingresa, pare, y sale de allí con las manos vacías y el alma desgarrada. Y es que sigue teniendo el vientre abultado pero X ya no está. Ya nunca estará. Lo aséptico, la parte fría de un paritorio en que no hay llanto se cuela por los poros de la mamá, y así se transmite al lector. Saberse madre sin poder abrazar a tu bebé es demoledor. Acompañaremos también a la protagonista en su proceso de duelo, ese duelo gestacional o perinatal que aún a día de hoy sigue siendo tan silenciado, pero en este caso se dice en voz alta y sin tapujos. Sobrevivir al hijo es antinatural y es algo que se puede llegar a aceptar y asumir pero no a superar. Nadie está preparado para eso, para incinerar o enterrar a quien diste la vida.


Cuando salió de mí al fin, cerré los ojos apretando las pestañas. La doctora Levesque  me preguntó, con su voz rasgada, si me gustaría despedirme: nadie se había arrepentido de mirar, pero sí de no hacerlo, y si quería me lo podían envolver bien en una manta para que no le viese el cuerpo sino solamente la cara. Sin osar todavía abrir los párpados, asentí Si no le veía era como si negara su ser, condenándome a un luto eternamente inconcluso. Su carita fantasma me rondaría en sueños, tendría pesadillas con un bebé sin rostro y me arrepentiría para siempre de no haberme despedido de él. Seguí, sin abrir los ojos hasta que B. me aseguró que se lo habían llevado ya. Nunca me había sentido tan cansada. 


La línea argumental coge dos caminos narrativos; uno el del propio testimonio, el relato, que está enfocado en primera persona pero no es autobiográfico; el segundo, en una sección de consulta y documentación donde comparte términos que busca en el diccionario buscándose a sí misma, intentando encontrar una definición para la mujer que ahora es. Y es que la muerte de un hijo es tan dolorosa que hace que los cimientos se tambaleen, la personalidad conocida hasta el momento se difumine y se necesite definir el nuevo esbozo de la persona en la que te estás convirtiendo, con pinceladas comunes a la anterior y con otras trazas nuevas, desde la base de un alma hecha jirones. Se nos muestra un recorrido a lo largo de la historia y la religión, que también tiene un peso fundamental, ya que esta joven busca semillas en su fe. También se presentan referencias a otras grandes mujeres de la literatura que también compartieron sus desgracias, como Marguerite Duras, Annie Ernaux y Mary Shelley, entre otros.


De repente, sentí un apego feroz e irracional por ese reptil antiguo que creía dentro de mi cuerpo, y me entraron ganas de salir corriendo en la dirección opuesta y criar a mi monstruo en una torre oscura, sin espejos, o en un campo apartado, a salvo de las miradas de desprecio y de su propio reflejo. Pero no me podía permitir esa debilidad, recordé el diagnóstico médico y seguí caminando hacia adelante, adentrándome en la clínica.




Ha sido ineludible para mí sentirme identificada y reflejada en esta historia, si bien los factores son diferentes, el resultado final es el mismo: conjunto vacío. La autora describe esa sensación mamífera de alerta, frío y vacío de escuchar a un bebé llorar, sabiendo que no es el tuyo y la soledad que eso produce, ese sufrimiento animal e irracional al que te ves abocada.  Hay sensaciones que resultan inenarrables. Aún lo estoy compartiendo con vosotros y tengo el bello erizado. Respeto todas y cada una de las palabras que mis ojos han leído aunque no comparto todo el enfoque, y me permitiréis la licencia de explicarlo aquí, en mi casa; ese concepto de "no nacimiento" es donde discrepo, en un tema con el que ya he luchado mucho hasta la fecha y trae mucha controversia. Según la RAE, nace el ser vivo del seno de su madre, pero el ser que sale a la luz habiendo perdido la vida, y que no se desintegra por arte de magia en el útero ¿en qué término encaja?, ya que el proceso de parto es el mismo cuando hay vida o cuando ya no la hay.   Es un punto con el que no comulgo, menos aún viniendo de una institución que aloja cocreta o almóndiga en su diccionario por incultura general pero tacha de nonato al nacido por cesárea, y que aún no ha aceptado huérfilo como acepción que defina a los padres que hemos perdido uno o más hijos. En cualquier caso, y a día de hoy, aún no existe esa palabra, como ya lo criticara Sergio del Molino en La hora violeta, entre otros. En cualquier caso, y en la memoria de mi primer hijo, seguiré luchando.


Me pregunto si existe lo que todavía no tiene nombre, dónde se encuentra la frontera de la luz y la sombra, de lo vivo y lo muerto, de la madre y el hijo, del ser y el no ser, de la noche y el día, del sueño y la vigilia.


Bien, enfoques y opiniones personales al margen, Leña Menuda es uno de los mejores libros que he leído en mucho tiempo, por su pulcritud narrativa, por dar a conocer una historia por desgracia bastante común y con tanto tabú social que se podría englobar en la categoría de novela distópica aunque para mí no lo es. Es por encima de todo un novelón testimonial redondo, sin fisuras, que aporta muchísimo al lector con independencia de su experiencia más íntima. Basta ser un poquito empático para que salgas con lesiones tras su lectura. Y es mucho más, es la duda de si en España hay más muertes perinatales que se podrían haber detectado antes en la atención de personal experimentado; es la injusticia de un país que sigue siendo incoherente con sus leyes, especialmente para con las mujeres; es la privación de libertad de elección, etc. Dice Marta Barrio que ha aprendido muchísimo de su escritura, no me cabe duda. También se percibe claramente su confort entre letras.  Lo recomiendo 100%.


Mi cuerpo era una ciudad sitiada por un poderoso ejército enemigo, que no había dejado más que cenizas a su paso.



Podéis echar un vistazo a la entrevista que le hacen en la Revista Librújula o en el vídeo de Página 2 que os pongo a continuación.




4 de enero de 2022

"YO SÉ POR QUÉ CANTA EL PÁJARO ENJAULADO “ ( Maya Angelou)

Siete son los títulos que recogen la biografía novelada de Maya Angelou. Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado es el primer volumen, escrito en 1969, que le catapultó a la fama. Libros del Asteroide lo ha recogido en castellano.


Maya Angelou (Marguerite Johnson) nace en 1928 y se cría en Stamps, un pueblecito de la zona rural de San Luis, junto a su hermano Bailey, su abuela paterna y su tío. Tienen una tienda que es donde se desarrolla la mayor parte de la trama durante su infancia. Recibe una educación férrea basada en una religión estricta, modales intachables y duras reprimendas cuando su desvía ligeramente del camino pautado por su abuela, y es que esta mujer considera casi todo una ignominia. Su abuela Johnson tiene un  status socioeconómico pudiente y estable. Salir de ese pueblecito y saltar a la ciudad le hace sentir insignificante, pero ha de visitar a su madre. Convive un tiempo con esa mujer tan bella que le dio la vida y con la abuela Baxter, y con su inseparable hermano.  Allí es violada por uno de los amigos de esta, siendo tan solo una niñaTiene que resultar tremendamente cruel sentir esa ruptura de la inocencia desde tan pronto, y verse abocada a una juventud tan difícil y atípica. Ni qué decir tiene  que la (in)justicia de la época, tan benevolente para el maltratador y el más absoluto silencio inherente la causa y al momento hace que el peso de lo sucedido sea aún más doloroso. El único ancla que podemos atesorarle es su hermano Bailey, aunque conforme vayan sucediendo los años el crecimiento personal de cada uno los irá distanciando.


Después vino el dolor. Una rotura y penetración con los que hasta los sentidos resultan desgarrados. La violación de un cuerpo  de ocho años es como si la aguja cediera porque el camello no puede. La niña cede porque el cuerpo puede y la mente del violador no.


Este acontecimiento tan trágico convierte su corazón en un iceberg, y es que la pobre Maya no sabe lo que es el amor. En este testimonio tan reflexivo hay cabida para la reivindicación feminista así como de la supremacía de la raza de color respecto a la aria. Estamos acostumbrados a la aversión de la etnia blanca respecto a la negra, pero Angelou pone en su boca la otra cara de la moneda. Hablar sin pelos en la lengua de cuestiones raciales, abusos sexuales y familias desestructuradas, entre otros, en la época en la que escribió este relato fue totalmente transgresor. Eran tiempos convulsos, y para una mujer de piel oscura cualquier logro tuvo que ser triunfal. 


Los blancos no podían ser personas, porque tenían pies demasiado pequeños y piel demasiado blanca y transparente y, al caminar, no apoyaban el pulpejo de los pies, como las personas: apoyaban los talones, como los caballos.


Años después se instala con su padre y la futura mujer de éste, pero tras un viaje a México no siente tampoco que pertenezca a ese lugar y, tras vivir en la calle durante un tiempo,  termina huyendo y volviendo a los brazos de su madre.  Con dieciséis años queda embarazada, ocultándolo hasta que la prominencia de su barriga no deje lugar a dudas. Da a luz entonces a su primer hijo y por fin, siente lo que es el amor, el confort y la calidez que solo puede aportar la familia, bien por saberse madre, bien por sentirse hija.


Los tres primeros meses, mientras me adaptaba a la realidad del embarazo (la verdad es que no viculé el embarazo con la posibilidad de tener un niño hasta unas semanas antes del parto), fueron un periodo confuso en el que los días parecían encontrarse justo por debajo del nivel del agua y nunca emerger del todo.


Dice su biografía que tuvo que ejercer la prostitución, pero esa parte de su vida no se recoge en este volumen. Habrá que leer la siguiente para descubrirlo y lo haré, porque esta historia me ha dejado el corazón en un puño. Cuánto dolor, cuánta entereza recogida en un texto lineal que apenas se ve regado por un puñado de emociones, en un tono bastante grisáceo y una narración que va absorbiendo al lector paulatinamente.

Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado ha puesto el broche de oro a mi año lector 2021, una biografía supernecesaria para seguir dando voz a la violencia de género y que ojalá no se hubiese dado.