Hay escritores que son refugio, sus obras te ofrecen esa calidez reconfortante que todo lector busca, haciéndote sentir como en casa, con esa seguridad de acierto. Había leído diversos títulos de Rosa Montero, pero ninguno me había llegado tan profundo como "La ridícula idea de no volver a verte", para mí, y hasta el momento, su obra más personal. Estas son mis impresiones.
La autora nos hace un exhaustivo recorrido por la biografía de la gran Marie Curie, inventora del radio y el polonio. Una mujer fuerte, dura, incombustible, una de las grandes pioneras del feminismo y la integración social, abocada no sólo a sobrevivir entre un universo totalmente masculino sino a despuntar en él porque la científica fue sobresaliente. Sin embargo, y a pesar de la fascinación de Montero por este gran personaje, por mediación de los diarios de Marie conoceremos las emociones más privadas y el proceso de duelo más íntimo por el que transita esta mujer tras la muerte de su marido Pierre. Sus ambiciones, sus miserias, la más absoluta pena que rodean a esta señora aparentemente fría y gris nos da una perspectiva muy amplia y minuciosa sobre esta también madre y esposa.
El dolor es sordo, pero sigue vivo. La carga pesa sobre mis hombros. ¿Cuán dulce sería dormirse y no despertarse más? <Marie Curie, abril 1907>
Asimismo, la autora nos narra su propia historia, la que nace tras la ausencia con la que se enfrenta cada día debido a la muerte de su marido Pablo, porque en eso precisamente se centra el duelo, en lidiar diariamente con el vacío del que se fue. Ambos relatos van confluyendo en un texto que no busca comparaciones sino únicamente una exposición de hechos y sentimientos. Dos personajes, Marie Curie y Rosa Montero, dos viudas que coinciden en muchos aspectos y que trabajan de manera exclusiva en intentar seguir adelante a pesar del hostigamiento inherente al dolor.
Eso es lo primero que te golpea de un duelo: la incapacidad de pensarlo y de admitirlo. Simplemente la idea no te cabe en la cabeza. ¿Pero cómo es posible que no esté? Esa persona que tanto ocupaba en el mundo, ¿dónde se ha metido? El cerebro no puede comprender que haya desaparecido para siempre. ¿Y qué demonios es siempre? Es un concepto inhumano. Quiero decir que está fuera de nuestra posibilidad de entendimiento. ¿Pero cómo no voy a verlo más? ¿Ni hoy, ni mañana ni pasado, ni dentro de un año? Es una realidad inconcebible que la mente rechaza: no verlo más es un mal chiste, una idea ridícula.
Personalmente hay un término con el que no comulgo y es el de pérdida. Yo opino y defiendo que lo que se pierden son los objetos mientras que las personas mueren, y que nunca se podría perder a un ser querido porque siempre nos acompañará en nuestro corazón, en nuestra alma y en nuestros recuerdos. No me gusta edulcorar la muerte o poetizarla; uno no pierde a un marido, un padre, un hermano o un hijo, sino que se siente abandonado tras su muerte pero, como digo, es algo a título personal. No hay una fórmula mágica para sobrellevar tanto cansancio emocional, pero creo fervientemente que escribir es un ejercicio útil y de gran ayuda. Expresar las emociones desde el desgarro más íntimo es, al fin y al cabo, una excelente manera de no volverse loco en el silencio del hogar o ante el ruido externo.
Me ha entusiasmado La ridícula idea de no volver a verte, me ha erizado la piel, emocionado y traspasado, y es una lectura cuyo recuerdo permanecerá perenne en mi memoria, al igual que lo hacen las personas que nos marcaron y jamás quedarán en el olvido. Este título me ha acogido, arropado y me he visto reflejada en ambos testimonios. Me he sentido identificada en el dolor de ambas como el mío propio, quizá absorbido con mayor intensidad por ser también una mujer en duelo, que vive en constante nostalgia y añoranza.
Y es raro porque aunque pase el tiempo, el dolor de la pérdida, cuando se pone a doler, te sigue pareciendo igual de intenso. Por supuesto que cada vez estás mejor, mucho mejor: se te dispara el corazón con menos frecuencia y puedes recordar a tu muerto sin sufrir. Pero cuando la pena surge, y no sabes muy bien por qué lo hace, es la misma laceración, la misma brasa.
¿Aún quedan dudas de mi recomendación por esta lectura? Si tuviera que definirla con una única palabra sería, sin duda, sublime.
Seguro que me encantará si a ti te ha erizado. Me ha gustado la presentación. Voy a anotarlo. Gracias.
ResponderEliminarBesos.
Pues no era una novela que tuviera en mi radar, pero me la llevo después de leerte.
ResponderEliminarUn beso, Equilibrista.
Thanks for your review...
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminaresta novela siempre me ronda pero nunca me he decidido, no sé por qué. Tu reseña me acerca un poco más a ella.
Un beso, guapa
Hola! No conocía este libro pero lo cierto es que pese a que no es lo que suelo leer parece muy interesante así que no lo descarto. Muchas gracias por tu reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
Qué bonito escribe Rosa Montero, me encanta su prosa. Y si además dices que esta es la novela de la autora que más te ha calado... me la llevo sin pensar, no sé por qué estoy tardando tanto (bueno, sí, porque tengo muchos libros pendientes y poca vida). Besos.
ResponderEliminar¡Hola! Me alegra ver que ha sido una novela de la que has disfrutado. Personalmente no es una lectura que me llame especialmente la atención, por lo que en esta ocasión prefiero dejarlo pasar.
ResponderEliminar¡Nos leemos!
Es una autora que me gusta pero justo esta novela no me acaba de llamar. Prefiero otras de las que ha escrito
ResponderEliminarBesos
La leí hace ya tiempo. El caso es que me hubiera gustado que se extendiera más en su parte porque me pareció conmovedora, honesta y de esas que te llegan. La parte de Curie desde luego me pareció muy interesante y sobre todo cómo se centra en su parte humana. Este libro necesitaba más páginas.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, cuando alguien importante para ti se muere, no lo pierdes, se queda en todo lo que deja dentro de ti y de las personas que la han querido.
Besos
La leí hace unos años y me emocionó muchísimo también. De esas lecturas que sé que volveré a leer y que volveré a disfrutar y sentir.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me gustan las biografías. Además, sé muiy poco de la protagonista. Me gustaría indagar en su vida. Un beso.
ResponderEliminarTengo pendiente este título de Rosa Montero y mira que lo recomendáis, a ver si me animo con tu reseña a leerlo. Besos
ResponderEliminarMe ha encantado tu reseña. Desconocía este libro y tiene muy buena pinta. Tengo un blog de novelas negras y creo que esta novela puede encajar en mi blog. ¡Un saludo!
ResponderEliminarJo, a mí me has dejado con unas ganas inmensas. Y tengo la suerte de tenerla en casa. Qué ganas me han dado de ir a cogerla. Besos
ResponderEliminarEsta fue una de las lecturas que me llegaron de manos de Mónica y me fascinó. Una de las primeras que me acercó al duelo y desde entonces, siempre me ha interesado todo lo que hay detrás de ello. Las emociones, eso que tan bien expresas siempre bajo la expresión "transitar el duelo".
ResponderEliminarQué bueno es leerte siempre desde tus ojos y tus sensaciones. Desde tus sentimientos. Esa mirada "del otro", tan tuya y de la que siempre aprendo.
Te abrazo fuerte, Esther.
Es imposible que llegue a imaginar la empatía que has podido sentir al leer la novela... recuerdo una frase que leí a una amiga y que quiero compartir contigo: no te recuerdo porque nunca te olvido. Un abrazo muy fuerte
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