" AMA " (José Ignacio Carnero)
El dolor es necesario. Lo busco. No quiero evitarlo (...) Sólo este dolor me curará más tarde. He de sufrir para después salvarme.
A menudo hablar no es suficiente, aunque también a menudo, las palabras sirven de poco. Suele sucederme así: cuando encuentro las palabras, ya es demasiado tarde. Por esa razón, escribo. Escribir es eso: tratar de atrapar las palabras que durante el día se me escapan.
En ocasiones, siento que me aflige una extraña presión, que sólo consigo paliar escribiendo. Es como si el aplastamiento de mi pecho sólo se pudiera descomprimir soltando airé a través de las palabras que coloco sobre el papel. Como la válvula de una olla exprés que permite que esta no estalle. Así, muy lentamente, pongo una palabra tras otra, y la presión va remitiendo. Sin embargo, existen algunos momentos en los que, aún existiendo la necesidad de escribir, la presión es tal que las palabras no me salen. Se quedan en la garganta, o en la punta de los dedos, o en la lengua, o donde quiera que estén las palabras antes de ser escritas.