Si cerrase los ojos e intentase definir la navidad con un
sabor, sin duda, sería sopa de pescado. Recuerdo un año que a mi madre se le estropeó
porque hizo bastante calor; nos reímos mucho, y en realidad qué importaba.
Nunca lo hace. Nunca destaca el qué sino el con quién. Las cenas y comidas en
casa de mis padres eran muy tranquilas pero en unión y calidez.
Recuerdo las fiestas que se montaban en casa de mis aitites,
a mi aitite cantando, impecable con su porte recto y su bigote perfectamente
recortado; mi amama mirándole embelesada; mi tía Emilia, la rusa (la llamabámos
así porque vivía en Rusia desde hacía muchos años), oliendo siempre a tabaco y
vodka; su hijo Enrique, “Enrikoski”, por lo mismo.
Qué nervios la noche de Reyes, ¿verdad? Nunca se lo dije a mis padres, pero un año de
tan nerviosísima que estaba me levanté muy temprano y les pillé colocando los
paquetes, en el salón junto a la ventana, que era donde los Reyes dejaban su
huella. En realidad ya sabía que “los Reyes eran los padres” porque lo dijeron
unos niños de mi clase; nos poníamos en fila india agarrando la bata del
delante para entrar a la clase civilizadamente y de pronto un día hubo revuelo.
Uno de los primeros de la fila comenzó a decir al de detrás “mi hermano me ha dicho que los Reyes son los padres, pásalo”
, y así lo fuimos haciendo hasta llegar al último. Me impactó tanto que lo
recuerdo nítidamente….. qué desilusión, qué desengaño…. En realidad, a partir
de ese momento se te parte la inocencia y comprendes que para sobrevivir tienes
que desaprender todo lo aprendido en tus primeros años de vida.
No sé si fue a partir de ese momento o cuándo exactamente,
pero desde hace muchos años no me seduce nada la idea de la navidad;
seguramente desde que dejamos de celebrarlo todos juntos en mi casa. Se me
rompió la magia y empecé a ver todo lo que no me gustaba de estas fechas: lo
falso, lo artificial, la impostura, las obligaciones, una festividad religiosa
cuando casi nadie ya es creyente ni practicante. Y para hacer una reunión se
puede hacer cualquier otro día y tiene mucha mejor simbología: amar, compartir,
sin regalos ni condiciones.
Y antes, a pesar de todo le veía una finalidad aun dentro
del “sinsentido”. Ahora me invade una
tristeza que me supera. Nunca volveremos a ser todos porque yo siempre seguiré
visualizando el hueco en la mesa, aunque el resto no lo aprecia; a pesar de que
no me comprendan. O quizá sea el hueco vacío de mi alma....
P.D.: A fin de esquivar los "felices fiestas" esté prácticamente desaparecida de redes sociales durante algunos días, aunque hay algunas publicaciones programadas.
İnteresting post 😊 thanks for your sharing 😊
ResponderEliminarEstás fiestas no solo no cierran huecos, si no que los agrandan. Y ese tuyo nunca se cerrará (no pienses que soy dura) pero si se hará boarte de ti y te ayudará a soportar situaciones que no agradan.
ResponderEliminarTe mando un abrazo enorme
La verdad es que te he leído hace un rato y no sé qué decir. Tu recuerdo de la Navidad es como una postal, como una escena de un cuento. Luego se rompe. Creo que no puedo decir nada que ahora mismo te consuele. Que si te pregunto qué necesitas, me pedirías algo que ni yo ni nadie podemos darte. Supongo que querrías cerrar los ojos y que cuando los abrieras fuera día 8 y hubieran desaparecido ya todas las luces, adornos, anuncios, envoltorios... Espero que alguien que esté cerca te dé un abrazo muy fuerte, de los buenos y así estos días pasen más rápido. Yo te mando uno desde aquí, por si pudiera servir.
ResponderEliminarNos leemos en unos días.
Un abrazo.
Desde que mis hijos se hicieron mayores se perdió la magia, al menos yo la perdí. Regalos, comilonas, besos y sonrisas salen de mí a desgana, por obligación. Lo curioso es que hablas con la gente y la gran mayoría te dice eso de: por mí como si me acostara esta noche y amaneciera en el 7 de enero. Kos dejamos arrastrar por el consumismo desaforado de estos días y...
ResponderEliminarA pesar de que tu post me ha dejado algo triste también me he reído con lo de tu tía la rusa. Verás, nosotros también teníamos un tío en este caso en Alemania y mi hermano y yo le llamábamos tío Deutschland. Pobrete, ahora está muy malito pero nos encantaba verlo cuando íbamos en verano de vacaciones a mi pueblo y coincidíamos allí el mes de agosto.
Yo también voy a desaparecer hasta el día 7, las Navidades no me motivan pero tantos parabienes en las redes me enervan. Espero que sigas teniendo activo el apartado de correos que tengo como tu dirección porque igual tienes un detallito mío en breve, este sí, sin obligaciones, al contrario, va directo desde mi corazón.
Un abrazo preciosa.
Hola, Esther
ResponderEliminarAunque algunos huecos podamos llenarlos de recuerdos, otros no y así debe ser. Ser conscientes de lo efímero de la "felicidad" también nos hace humanos. Espero que los próximos días te sean lo más llevaderos posibles.
Yo me llevo de tu entrada una frase: "amar, compartir, sin regalos ni condiciones".
Ojalá todo eso cada día.
Te mando un abrazo muy fuerte y todo el ánimo para las próximas semanas. Te espero a la vuelta.
Un beso.
Sólo puedo decirte que si bien el tiempo no lo cura todo, lo suaviza, no se puede olvidar pero no desgarra ya.
ResponderEliminarConfía en mí.
Besitos 💋💋💋
Te entiendo perfectamente. Me pasa lo mismo, se perdió la magia hace mucho tiempo. Aun así, intento disfrutarla lo mejor que puedo, y de algún modo me es grata, sobre todo por reencontrarme con mis sobrinillas, a quien solo veo un par de veces al año.
ResponderEliminarMe gustó leerte, siempre es reconfortante compartir impresiones con alguien sincero, sin dobleces.
Un beso ;)
Cómo te entiendo. Mis navidades eran duras pero éramos una piña. La piña se ha desvanecido y me he convertido en LA cuñada, así que yo también desaparecería. Lo bueno es que después, estarás aquí. Ánimo.
ResponderEliminarBesos
Te suoer entiendo😊
ResponderEliminarSe por lo que estás pasando y entiendo perfectamente tu dolor. Tampoco me gustan nada estas fechas, que son meramente consumistas, y soy de las que firmaría donde hiciera falta para que se borrasen del calendario. No sé qué más decirte, solo que me tienes aquí para lo que necesites. Besos, tesorete
ResponderEliminarEste año mi mesa tiene hueco de madre, no la mía, la otra que me adoptó hace 34 años. Va a ser mucho más difícil que ya lo estaba siendo, sin nuestros padres, con las sillas que poco a poco han dejado de hacer falta.
ResponderEliminarYo quiero pensar que un día brotará una chispa que lo volverá a poner todo en marcha, quiero aferrarme a ello. Aunque no termine de llegar nunca
Lo que peor llevo es cocinar. No se me da mal, pero no me gusta nada. Y ya no hay esas manos extra que hacían que todo supiera mejor.
Besos
Se pierde la magia... Hay muchos huecos vacíos. Y gente nueva llenando otros huecos. Y por ellos intento mantener la sonrisa, pero cuesta. Un abrazo bien grande.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola guapa,
ResponderEliminarpues estamos de acuerdo; no me gusta nada de nada la Navidad y deseando estoy que llegue enero.
Un beso muy fuerte siempre, pero especialmente este año ;)
A mí tampoco me gusta. Y me consuela ver que somos muchos. No me gustan las Navidades tal y como están planteadas, con este consumismo feroz. En fin, espero leerte en enero.
ResponderEliminarBesos.
A mi tampoco son unas fiestas que me apasionen, de hecho, si puedo, las evito, pero bueno, a veces es imposible no ir a ninguna comida de familia. Pero es una fiesta que sin mis seres queridos no tiene sentido.
ResponderEliminarB7s
¡Hola! Que bonito lo que has escrito. Entiendo que se te fuera esa magia, yo la verdad es que las sigo disfrutando porque me sigo viendo con toda mi familia y me encanta. ¡Un beso!
ResponderEliminarHola!! Es precioso lo que has escrito, pero todo si bien el tiempo no todo lo cura sí que nos ayuda a sobrellevarlo. Besos y felices fiestas!!
ResponderEliminarCuando se es niño se ven estas fiestas e otra manera. Y cuando crecemos nos vamos dando cuenta la hipocresía que hay con tanto consumismo. Pero a mi me gustan estas fiestas cuando nos reunimos ahora muy pocos , cada vez menos. Antes estábamos padres hijos y abuelos, ahora los abuelos han desaparecido y las sillas están vacías. Y no es ese vacío de las sillas es el vacío de los recuerdos que cada vez son más efímeros. Y ya no te digo nada cuando ya no te reúnes con tus hermanos y sobrinos. Cada vez la mesa es más pequeña, a pesar que se añaden a veces las parejas de mis hijos. Ya no me gusta tanto estas fiestas. Solo mantengo la tradición cuando pongo la mesa tan bonita con el mantel de antaño de casi 100 de mi abuela, la vajilla de mi madre, las copas y cubertería de mis suegros. Y sigo manteniendo esa costumbre en honor a los que se fueron. Las viandas para mi son lo de menos pero siempre me gusta sorprender con algún plato nuevo y lo que les gusta a los de casa. Sin gastar mucho. Bueno que me voy por los cerros e Úbeda. Felices fiestas a pesar de ese vacío que sientes, pero míralo que pronto vendrá otro ser que te llenará ese vacío. Un abrazo.
ResponderEliminarHolaaa
ResponderEliminarCaray, me ha partido un poquito leerte. Ahora mismo tampoco disfruto mucho estas fechas, perdí a mi mamá estos días y me siento muy oscura y vacía tambien. Si bien espero pronto se pase ese sentimiento que te abruma durante estas fechas, espero haya cambios que te ilusiones. Ten un buen inicio de año <3
Tus palabras han sido muy intensas. Entiendo que ya no te gusten estas fechas, espero que con el tiempo todo se vaya suavizando un poquito.
ResponderEliminarUn beso, y nos vemos en unas semanas :-)
Yo quizás veo las navidades de otra manera, más optimista, aunque sigue siendo muy evidente los que faltan, sus llamadas y sus besos.
ResponderEliminarRealmente no sé qué decirte ahora mismo...sé que no es buen momento y que quizás este fin de año no hace más que acentuar todo lo que se ha vivido, incluido todo lo malo y doloroso. Así que solo puedo desearte que estos días pasen rápido, que 2020 sea un año más feliz y que tú puedas vivir cosas que te ayuden a que las cosas sean más llevaderas.
Un abrazo enorme, guapa!
Ánimo reina.. Las ausencias son siempre difíciles de sobrellevar. El año pasado viví mis primeras navidades sin mi madre. Fue curioso porque, después de su fallecimiento en noviembre, empecé a tener muchísimas ganas de Navidades, de reuniones, de comer, de beber, de reír, de estar en compañía... La Nochebuena no fue como esperaba pero bueno. Y sin embargo, este año, que ya han pasado doce meses de aquello, que tengo vacaciones, que este año ha sido muy bueno,... pues yo ando más de capa caída. Pero voy a intentar ponerme en mi sitio. También hay que hacer un esfuerzo, ¿no te parece? No dejarse llevar por el desánimo porque, si no, no vemos lo bonito que puede ocurrir a nuestro alrededor. Muchos besos, cuídate y refúgiate en quién te quiere. Nos vemos. Besos
ResponderEliminarTambién descubrí que los Reyes son los padres por una compañera, siendo bastante pequeños, aunque el recuerdo que más destaca es el de uno de los niños de la clase diciéndole que era imposible que fueran los padres, pues estos son dos y los Reyes son 3 xD La Navidad nunca me ha gustado ni disgustado especialmente, en realidad nos juntamos siempre que podemos, quizás ahora la disfruto algo más al ver la ilusión de mis sobrinos, seguramente por eso creo entender el hueco que tú verás siempre :(
ResponderEliminarUn beso