29 de octubre de 2018

"EL CUENTO DE LA CRIADA" (Margaret Atwood)

octubre 29, 2018 74

"Éramos las personas que no salían en los periódicos. Vivíamos en los espacios en blanco, en los márgenes de cada número. Esto nos daba más libertad. Vivíamos entre las líneas de las noticias."


Cuantas más expectativas me impongo antes de una lectura, más decepcionante resulta. Tras ver por activa y por pasiva "El cuento de la criada" en todas las redes sociales, librerías y bibliotecas como si este título fuese el libro del año, dejé reposar todas las opiniones que había visto y busqué mi momento (que no solo busco el equilibrio) para introducirme en este "universo rojo". Reeditado por Salamandra, y escrito por Margaret Atwood, os cuento mis impresiones sobre esta novela.



Estamos en Gilead, donde unos políticos suprimen los derechos de las mujeres como medida a la infertilidad que sufre la población, esclavizando a las mujeres fértiles convirtiéndolas en criadas y obligándolas a mantener relaciones sexuales con personajes célebres que no pueden tener hijos y así poder otorgarles el fruto de su vientre. Son sometidas en el Centro Rojo y vigiladas por "las tías", responsables de que estas mujeres sigan las pautas  y obligaciones que les han autoimpuesto. Van siempre vestidas con capa roja y cofia blanca, y tienen, entre otros, la prohibición de levantar la mirada. A las mujeres que son ésteriles o que tienen orientación homosexual se las destina a "las colonias", un lugar en el que las dejan morir a cuenta de los residuos tóxicos.

" Una rata que está dentro de un laberinto es libre de ir a cualquier sitio, siempre que permanezca dentro del laberinto."


La historia la conoceremos de la mano de Defred, quien tras perder a su marido y a su hija, nos irá relatando en primera persona su apatía, su desgana y sus pocas ganas de vivir. Su relato es desgarrador, inclusive el total sometimiento que padece y que le lleva casi a pensar de una manera autómata.Tras las órdenes de Serena Joy, mujer de carácter muy fuerte y esclavista, el día a día de Defred será desolador. Como consuelo ya solo le queda  recordar a su marido y a su hija,  pensar en su amiga Moira, y el chófer, Nick, que será el único que la trate como a una persona y no como un mero objeto. Desde el primer momento se empatiza con la protagonista y se sufrirá con ella, emocionándonos y enfadándonos por la total falta de escrúpulos del sistema. 

" ¿Pero quién puede recordar el dolor, una vez que éste ha desaparecido? Todo lo que queda de él es una sombra, ni siquiera en la mente ni en la carne. El dolor deja una marca demasiado profunda como para que se vea, una marca que queda fuera del alcance de la vista y de la mente."

Hay que señalar además, que este libro se publicó en 1985, por lo que se le consideró transgresor. Después fue editado por Salamandra en España, y aquí viene el primer pero, que se editó sin corregir, y en el volumen que yo he leído hay infinidad de faltas ortográficas, algo del todo inadmisible.

El segundo pero que tengo que poner, y a pesar de que Atwood traslada de una manera arriesgada y acertada los sentimientos de estas féminas, la narración llega a un punto que resulta aburrida y carente de giros argumentales, por lo que termina siendo bastante lineal. Como punto positivo añadiré que es muy reflexiva y  en el momento de reinvidicación femenina en el que nos hallamos ahora, no me queda más que recomendaros su lectura por compartir la dureza expresada en estas páginas, aunque a mí no me haya convencido del todo el ritmo de lectura.

"Recato e invisibilidad son sinónimos, decía tía Lydia. No lo olvidéis nunca. Si os ven, si os ven es como si os penetraran, decía con voz temblorosa. Y vosotras, niñas, debéis ser impenetrables. Nos llamaba niñas".




Después del sabor agridulce que me dejó la lectura, me propuse ver la adaptación a serie en HBO, "The handmaid´s tale", pero solo fui capaz de ver el primer capítulo y decidir que esta historia, realmente, no me ha calado hasta los huesos como yo esperaba. No he sido capaz de continuar viéndola.

¿Habéis leído el libro? ¿Y visto la serie?


25 de octubre de 2018

"NO SABES LO QUE ME CUESTA ESCRIBIR ESTO" (Olivia Rueda)

octubre 25, 2018 45

" No sabes lo que me ha costado escribir esto. Tanto, que no puedo volver a leer algunas partes"

En la mayoría de casos en que nos acercamos a ojear un libro es porque la portada nos atrae; en el de hoy, fue el título lo que me saltó de mis ojos al cerebro en un segundo. "No sabes lo que me cuesta escribir esto" , recogido por Blackie Books, es el testimonio real de Olivia Rueda, una montadora de documentales en televisión y madre de dos hijos, que tras sufrir un ictus, tuvo que aprender a hablar y a escribir.




En primer lugar, no sé si seré capaz de poder reseñar este libro y llegar a conseguir transmitiros todo lo que me ha hecho sentir, pero he de intentarlo porque merece una mención especial. Os adelanto que es una lectura con la que se sufre, no solo en el durante sino también a posteriori, porque cada vez que la recuerdas vuelve a encogerte el estómago.

Tal y como nos cuenta la propia Olivia, un día normal en su puesto de trabajo sufrió un ataque de epilepsia. Esto derivó  en varias operaciones y, en la tercera, sufrió un derrame, que fue el que encadenó que despertase sin poder expresarse mediante palabras y con consecuencias severas en el lado derecho de su cuerpo. Solo imaginar querer decir algo sencillo y que aunque tu cerebro procese la información, no lleguen las palabras a tus labios tiene que ser absolutamente frustrante. Nuestra protagonista nos cuenta en primera persona todo lo que sintió, cómo se empecinó en avanzar poco a poco, pudiendo rehacer su vida de una forma relativamente habitual.

Si nos ceñimos al argumento del libro en sí mismo, no podemos valorarlo en cuanto a estructuras, tramas o subtramas, ya que el núcleo central es la superación de una enfermedad y  compartirlo con el lector es su finalidad; y viniendo de la viva voz de una persona que hace unos años no podía hablar, merece un elogio significativo. Rueda nos confiesa que no busca ser el ejemplo de nadie, pero a título personal considero que es una valiente y una luchadora y que el premio es haber podido escribirlo, haya costado lo que haya costado. 

Obviamente, no vamos a encontrar florituras ni partes que nos hagan endulcen esta lectura (ojo, no quiero decir que sea desagradable ni incomode, al contrario). Es un texto con el que inevitablemente vamos a empatizar desde el principio, nos va a hacer enternecer y emocionarnos, entristecernos, sonreír en cada avance de Olivia y terminar el libro satisfechos y orgullosos de esta mujer, por la gran magnitud en el logro y la capacidad de terminar un libro cuando no tenías a tu alcance ni la primera letra. Es admirable también volcar abiertamente algo tan íntimo, vivido en una situación tan delicada, de una forma tan transparente.

Por supuesto, hay una parte especialmente dura en la que al no poder articular palabra, la comunicación con sus hijos es nefasta, especialmente con el pequeño. Gracias a su tesón, constancia, al apoyo de su pareja y equipo médico que le rodea, consigue dejar manso al tigre que le acecha.


No quiero destripar nada más, os empujo a leerlo directamente. Una vez leído, os recomiendo que veáis esta entrevista que le hace Óscar López en Página 2.
(Ver vídeo)




Por si aún os había quedado alguna duda, termino con este impactante fragmento:


"Odio lo que me ha pasado, odio mi vida, estoy jodida, y los días pasan y sigo igual de mal. Que alguien me saque de aquí, que alguien me rapte de mi propia vida. Que me vuelva a dejar con suavidad en mi vida anterior, despertando con mis hijos al lado un domingo cualquiera. El odio no es selectivo, arrasa con todo. La rabia, el asco y el miedo que genera mi situación hacen que odie todo el rato muy fuerte, sin distinción. Y eso es agotador. Odiar tu cara, tu lengua que se ha vuelto tonta y perezosa, tus ojos siempre al borde del llanto. Odiar a tu pareja, que se desvive cariñoso por sacarte una sonrisa cuando lo que quieres es que te deje en paz. Odiar a los enfermeros, a los amigos que te visitan y luego vuelven a sus vidas normales llenas de obligaciones y decenas de SMS en los que el tema del día debe de ser: <<Chicos, he ido a ver a Olivia al hospital. ¡Está fatal! Pobrecilla, no puede ni decir su nombre... Muy fuerte>>. Menos mal que no puedo hablar, si no no me quedarían amigos. Iros todos a tomar por culo."



17 de octubre de 2018

"AUTORRETRATO SIN MI" (Fernando Aramburu)

octubre 17, 2018 43

Tras el boom de "Patria" de Fernando Aramburu, título que prometía ser un imprescindible en el panorama literario y el que, por otra parte, aunque  he leído no he reseñado, Tusquets nos sorprendía con una nueva publicación del autor, "Autorretrato sin mí", del que os cuento mis impresiones a continuación.




"Habito desde que nací en un hombre llamado Fernando Aramburu. No voy a quejarme. Hay desiertos peores. Este hombre me obliga a madrugar. Se ha ido metiendo en años. Tenía una melena que se le derramaba sobre los hombros. Hoy lleva, llevamos, los pensamientos al aire."

Así da comienzo el título del que hoy vengo a hablaros. Como muchas veces afirmo, la literatura podría medirse por flechazos. Un día lluvioso fui a refugiarme a la biblioteca de la localidad en la que trabajo y entre los estantes de novedades, estaba este ejemplar, nuevo, impoluto, recién llegado. Nadie lo había tomado prestado para leerlo y me lo llevé, como clarividencia del destino.

En poco menos de doscientas páginas recogidas en una edición preciosa y muy cuidada, tanto en la cubierta como en el interior, Aramburu se desnuda ante todos nosotros y nos vuelca, de una manera muy elegante, sobria y pausada sus reflexiones más personales, con una pincelada poética y un toque de autocrítica personal y humor impregnando sus letras. 

"Un alma es para toda la vida. Un alma no se arregla. Si se rompe, no hay otra."

Su mujer, sus hijas, su Guipúzcoa natal, su traslado a Alemania, su dedicación y vocación por la literatura y la educación se ven reflejadas de un modo respetuoso e íntimo, presentándonos otro registro distinto como escritor, sin novelar, dejándose llevar por sus propios sentimientos y pasiones, y arrastrándonos en el mundo Aramburu más privado.

Vuelvo a matizar que no tiene nada que ver con "Patria" o con "Las letras entornadas" u otras de sus obras, sino que en esta ocasión nos veremos envueltos por una narrativa lenta, sincera y bella, en la que Fernando vacía su alma y que a mí me ha gustado mucho descubrir.

"Me complacen sobremanera el olor literario del papel, las ilustraciones de calidad y la encuadernación esmerada, y no escondo que en la cercanía de los libros alineados en las baldas hallo profundo bienestar; pero si los junté y los cuido es principalmente por los frutos valiosos de la inventiva humana que contienen."



Os dejo la entrevista que le hicieron en Página Dos por si queréis ampliar la información que yo os comparto: Click aquí

15 de octubre de 2018

No me gustan...

octubre 15, 2018 33

No me gustan las personas negativas,
las que nunca te obsequian con un "qué bonita estás hoy"
sino que solo critican tus defectos.

No me inspiran quienes dan su opinión sobre ti libremente
aunque nunca se la hayas pedido.

No me sirven esos a los que preguntas qué tal tú día
y otorgan un "mal" como respuesta.

No merecen mi confianza quienes jamás muestran una sonrisa,
ni los que reniegan de sus ganas de vivir.

No me agradan las medias tintas, las palabras escondidas,
la abulia ni  la pereza,
me aterran los gritos, los insultos y los golpes en la mesa,
me angustian los impasibles,
y esos a los que miras a los ojos
y te responden mirando al suelo.

No me aportan aquellos que te recuerdan
solo cuando tú te acordaste primero.





No me motivan las personas que siempre ven el vaso medio vacío,
o las que lo miran con recelo por si estuviese contaminado.


6 de octubre de 2018

Vertiginosamente

octubre 06, 2018 36

Hacemos alusión al vértigo cuando uno cambia de perspectiva, en el instante en el que el suelo cada vez se aleja más, toma distancia, y nos sentimos más elevados de lo habitual. Esa sensación de flotación provoca un ligero susto, como si nuestros pies se despegaran de las suelas de los zapatos y comenzásemos a levitar, comenzando un incipiente cosquilleo en el estómago; como cuando uno se asoma a un balcón de una décima planta y vive en la segunda, o cuando en un parque de atracciones miramos hacia abajo y vemos todo tan diminuto, y en un segundo, schhhhh, hemos descendido un montón de metros y entonces sentimos el hormigueo. Quizá sea pura adrenalina, que de estar concentrada y expulsarse de golpe, origina esa sensación.




¿Y qué hay del vértigo por lo desconocido? Ese es el que provoca temor, miedo, dudas e inseguridades, el que te hace sentir en desequilibrio porque te transforma de caminante a funambulista sin apenas poder reaccionar. Y ya no hay vuelta atrás, tienes que atravesar la cuerda porque es la única opción de seguir adelante, a pasos cortos y certeros, sin mirar atrás ni tampoco hacia adelante, simplemente yendo. 

Ese halo vacilante que te atenaza los músculos, te bloquea los sentidos e incluso te borra la inspiración y el que, a pesar de todo, crea en ti una ilusión, ¿no es cierto? Porque lo que no se conoce también es estimulante, genera misterio, y te incita al descubrimiento.

Yo cierro los ojos y me dejo llevar, para que el vértigo no me alcance y el miedo se instale.