"LA NIETA DEL SEÑOR LINH" (Philippe Claudel)

Me resultan realmente curiosas las circunstancias, tan dispares entre sí, en las que nos acercamos a una lectura u otra. Con el boom de novedades editoriales que lideran nuestra lista de deseos o caprichos literarios, en ocasiones dejamos escapar lecturas fantásticas que por "x" motivo, en un momento concreto nos pasan desapercibidas. Este es el caso de la novela que traigo hoy "La nieta del señor Linh", una lectura que ni siquiera conocía, y no solo me recomendaron, sino que me regalaron, doble placer.

El argumento más o menos se nos presenta así: 

Un anciano (Tao Lai) queda a cargo de su nieta (Sang Diu) a raíz de haber perdido en la guerra de su país a su hijo y a su nuera, además de faltarle también su mujer desde años atrás.

Debido a dicha guerra se sabe obligado a abandonar su país de origen, llevándose a su nieta con él, donde el mayor handicap que encuentra es no comprender el idioma de dicho país de destino. Esto lo convertirá en un hombre de silencios. Serán acogidos en un dormitorio social donde tendrá que convivir con otras personas que se burlarán de él y le harán pasar algún mal rato que otro, por lo que la única vía de evasión que contempla es pasear por las calles de ese país que no oye, no siente como suyo y por encima de todo, no comprende. Un día como otro cualquiera conoce al Señor Bark, un hombre que también tiene sus pesares, que vive sumido en la tristeza  y que a pesar del problema del idioma, se convertirán en amigos y serán capaces de compartir sus angustias y melancolías sin necesidad de palabras. Mediante gestos y sonrisas se transmitirán empatía y cariño, algo tan simple y a la vez tan hermoso como una caricia en un hombro, o sentir la calidez  de una mano. Y harán todo lo posible por mantener ese lazo de amistad.

Aún estoy intentando digerir esta historia, esta historia tan breve y a la vez tan bella, comprendida en tan solo unas páginas, enmarcada en una, bien podría decirse novela, bien relato. Concisa y grandiosa al mismo tiempo. MAJESTUOSA.

Asombra la entereza del señor Tao Lai a pesar de su ancianidad, cómo la propia vida crea una coraza alrededor de uno mismo y la mera supervivencia derroca de un plumazo las trivialidades. Este hombre vive una lucha constante en la que su única preocupación es proteger a su nieta, un bebé que deberá proteger, cuidar y mimar dentro de sus posibilidades.

Este relato enmascara un poder de reflexión brutal. Basta con ponerse por un momento en la piel de este señor, sentirse perdido y desorientado, fuera de lugar, sin familia, en un país que no es el suyo, con el impedimento de no comprender el idioma local, y a pesar de todo, salir a flote. Es una cura de humanidad y entereza en estado puro. La grandeza de la amistad (que mantiene con el Sr. Bark) y esa constante pugna por que los hilos estrechados entre ambos no se rompan, la necesidad de una mano amiga y ese entendimiento entre palabras mudas, sin voz.

"¿Qué es la vida sino un collar de heridas que cada hombre se cuelga del cuello? ¿De qué sirve ir de ese modo por los días, los meses, los años, cada vez más débil, cada vez más hundido? ¿Por qué ha de ser cada día más amargo que el anterior, que ya lo era bastante?"

Una obra cuidada en descripciones, especialmente en intimismo, ese ahondar en los sentimientos, en la profundidad de la agonía del personaje principal. Me ha resultado una lectura excelente, muy especial, un mar de sensaciones con ligeros sobresaltos, ligeros hasta el final. Es final es IMPLACABLE, un giro magistral por parte de Claudel, que juega con el lector desde el principio, pero que es justamente al final cuando se aprecia toda la magnitud de esa historia. El desenlace es revelador en cuanto a que obliga a volver a las primeras páginas para comprender a dónde quiere llegar el autor con esa narración. Me quedé patidifusa y embriagada a partes iguales.

Solo puedo decir que si como yo, no habíais tenido la ocasión previa, LEEDLA - AHORA - YA.