Otra Navidad en Febrero
buscandomiequilibrio
diciembre 19, 2017
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Quienes me conocéis un poquito sabéis que no me gusta la Navidad. Es una época nostálgica, de evocación, de recuerdos, de reflexiones de todo un año, de asimilar, de tachar tareas de la lista, a veces incluso también personas, de hacer balance, de valorar, de reordenarse, de aislarme en mi Esthertxulandia.
Son fechas de compartir y fechas de extrañar.
Fechas de compras interminables que en mi caso, y por los pequeños de mi familia, hago con cariño por disfrutar de su ilusión, de verles sonreír y jugar, y porque soy muy detallista y me gusta serlo, es mi esencia.
No regalo felicitaciones de Navidad, de hecho tampoco se la felicito a nadie, a no ser que me la feliciten a mí, y por respeto y cortesía responda un "igualmente", de la misma manera que respondo a un "buenos días" a quien tenga a bien dármelos.
Puede que sea rara, austera incluso. Este año tengo la suerte de tener más tiempo libre en estos días que desde hace muchos años eran mi temporada más asfixiante del año, y este, por el contrario, es casi la más relajada. Y casi creo que es peor, porque tengo más tiempo para pensar y como decía, para extrañar. Qué sinsentido....
Por otra parte, no solo la campaña navideña es ficticia, sino también falsa e irreal. Me refiero a ese submundo de felicitar a quien no has visto, has hablado o has llamado en todo el año, y ahora, por digamos, "cortesía" o euforia, o por copas extra, se hace. No lo hago.
No decoro mi casa, no pongo árbol, no felicito. Supongo que esto un día puede que cambie si la vida depara que en vez de dos seamos tres, y entonces será ineludible. Mientras tanto, me recluyo todo lo que puedo. Quizá sea herencia genética, mi madre actúa y piensa igual que yo.
Os diría que mi mejor cena navideña sería en pijama, en casa y en el sofá, pero no sería sincera. Mi mejor cena navideña, o comida de lunes, o desayuno de jueves, sería estando todos juntos en el hogar familiar, y este año, nuevamente, seguirán faltando comensales, que aunque nos sigamos amando en la distancia, tendrá que ser así, de manera virtual... hasta febrero.
Así que os cuento lo mismo que el año anterior, y es que espero ansiosa a que llegue febrero, este mes tan frío para el resto y tan cálido para mí, terminando mi nostalgia el 6 de enero, momento en el que vuelva a ser yo, momento en el que seamos un NOSOTROS bien grande, en el que la sonrisa en el rostro de mi madre inunde cada rincón.
Hasta entonces, y esperando no herir la sensibilidad de ningún amante de la Navidad, solo os deseo amor.