Navidad en Febrero

Dejé de creer en la Navidad cuando siendo bastante pequeñaja, una de mis hermanas se marchó a vivir a Madrid. Tengo el recuerdo clavado en mi retina, despidiéndonos en la puerta, casi sin llegar a entender que mi hermana, la que siempre me estaba "chinchando", ya no iba a vivir en casa, y no lo entendía. Recuerdo a mi madre tragándose las lágrimas, y yo, a pesar de no terminar de comprender del todo lo que acarreaba, me sentía como si me hubieran pegado un mordisco en el corazón. Creo que fue una de las primeras veces que sentí que me faltaba el aire.

Poco después, otra de mis hermanas también se marchó a Madrid, y con ello, la misma sensación. En este caso fue también una sorpresa, pero ya teniendo uso de razón se veía desde otra perspectiva, y lo entendí. Como somos cuatro hermanas, nos quedamos dos viviendo con mis padres, haciendo piña, para no sentir el hueco de las otras dos.

Cuando ésta se independizó, aún siento la rabia y el enfado por sentirme abandonada, siendo ésta vez yo la que tenía que tragarme las lágrimas, pero, como tenía uso de razón, también lo comprendí. 

Aún así, nos íbamos reuniendo en Nochebuena y Navidad. Me daban igual los regalos, las luces o los villancicos, solo vernos a todos juntos en la mesa era lo que yo sentía como Navidad, compartir esos momentos con los míos.

Tiempo después, fui yo la que me marché, rompiendo finalmente el lazo, pero no el vínculo. Yo no podía pasar las Navidades con mi familia, así que una gran amiga me llevaba a su casa a pasar las navidades con la suya. Era y será siempre mi familia adoptiva, como nos llamábamos entre risas. De no haber sido por estos ratitos de "compartir" hubiera pasado unos días muy tristes, llenos de añoranza.

Al regresar a vivir de nuevo aquí, volví a rodearme de mi gente. Y era más o menos como al principio. Unos años atrás, una de nosotras empezó a celebrar estos días con su propia familia, no pudiendo venir hasta después del "caos", cosa comprensible, pero el corazón no entiende de lógica, solo de amor, de dolor, de cariño o de carencias.

Huelga decir que nunca hemos tenido un espíritu navideño muy desarrollado, pero para nosotros lo que nos llena es reunirnos. Así que este año, a pesar de que pasaré unas navidades cálidas, me seguirá faltando ese trocito de corazón, porque no estaremos todos al completo, seguirá faltando una de mis mosqueteras y sus dos espadachines, que aunque solo den beso a cambio de unos euros, me dan la vida.

Espero ansiosa al mes de Febrero,  fecha en la que estemos la "residencia" al completo, para reír, llorar, criticar, pasear, volver a reír, volver a llorar, y por encima de todo, vivir, pero JUNTOS.

Llámadme nostálgica, llamadme sentimental, pero sin mi familia, no soy nadie.

* FELICES DÍAS PARA TOD@S*

Mis mejores deseos