"LA CANDIDATA" (Elena Moya)

"Que el poder es solitario, sobre todo para un mujer, siempre lo he sabido; de hecho, mucho mejor de lo que yo quisiera."

Esta ha sido la primera vez que tenía en mis manos un libro de la escritora Elena Moya. Se dio a conocer con "Los olivos de Belchite", le siguió "La maestra republicana", y ahora nos topamos con "La candidata", su tercera novela. 

Elena Moya
Suma de Letras
18,90 €
512 páginas

Inicialmente, el hecho de que el argumento hablara de política me hizo dudar, ya que es un tema que me repele. Sin embargo, algo captó mi atención y me hizo apuntarme a la lectura conjunta del libro. Y he reconocer que he disfrutado muchísimo. 

Os resumo ligeramente el contenido:

Comenzamos con Isabel San Martín, ministra de economía en nuestro país, que opta como candidata a la Presidencia del Gobierno, siendo la favorita de las encuestas electorales.

  

La trama empieza el viernes previo a las Elecciones, y se desarrollará a lo largo de todo el fin de semana. Durante toda la línea argumental, Isabel tendrá que pelear con uñas y dientes, demostrando al país y a sus compañeros su valía en asuntos delicados. 

Y es que a esta mujer se le suceden varias cosas de golpe, a nivel laboral y sentimental. Por un lado, la caída de la deuda pública, que amenaza con arruinar a los ciudadanos españoles. Esto es algo que no se puede permitir y  por lo que lucha desde que comenzó a formar parte de la política, poniendo a medio mundo patas arriba, nadando entre tiburones si fuera necesario.

Para postres, su marido, Gabi, decide abandonarla (vía telefónica),  dos días antes de saber el resultado de las urnas, convirtiéndose en el detonante de su soledad.

Afortunadamente, cuenta con el apoyo de Estrella (su secretaria), Manolo (amigo y ex-político), Andrés (ex-compañero de colegio) e Ingeborg (amiga y colega). Además cuenta con su fuente de inspiración en la mesa de su despacho, las memorias de Victoria Kent. 

Todo esto, sumado a su arrojo y entereza, harán que aunque su mundo se tambalee, no se desmorone.

Confieso que desde los primeros capítulos ya me sentí cautivada por la calidad humana de nuestra protagonista, y no sé si por el hecho de ser mujer, o porque no me gustan las injusticias, me he sentido muy tensa y rabiosa a lo largo de toda la novela (Siento no ser imparcial.

Isabel es una mujer competitiva, elegante e inteligente, que intenta ser manipulada, chantajeada, viviendo en sus carnes las trampas, las puñaladas traperas por la espalda, solo por el hecho de ser mujer y formar parte de un universo donde prevalecen los hombres, como es la actualidad. Ella defiende no solo sus intereses personales, mucho menos su cuenta bancaria, sino el bienestar de las familias de a pie, y al parecer, esto no es lo habitual.

Realmente esto me ha hecho dudar de que en el siglo XXI, en el cual se alardea de la igualdad entre hombres y mujeres, no sea de hecho tan dispar a la "ficción" que Moya nos presenta.

"En el Congreso no hubiera estado mal un par de mujeres de su casa (...) digamos que las hubiéramos preferido casadas (...) Por no decir toda la política de una mujer con hijos están en el cuidado y en la defensa de su hogar (...)" 

Me ha gustado de Elena su manera de exponer las inquietudes de Isabel, sus temores y su acción resolutiva latente desde el comienzo. Me ha impresionado que la personalidad de Isabel sea tan fuerte como para dejar al margen su sufrimiento por el abandono de su marido, o cualquier otra cuestión, dando prioridad absoluta a su vocación laboral, y no se amilane ante nadie ni ante nada.

"Por más reconfortante que sea el poder, no hay nada como la libertad"

Y que tenga una faceta tan positiva y valiente, que deje al nivel de insignificante cuestiones que para otras personas serían un mundo.

"Que lo que pasa hoy, seguro que mañana cambiará."

La novela también está envuelta en un trasfondo histórico de la mano de Campoamor, Kent, y otras mujeres que también hicieron sus pinitos por la mejora de la situación política del momento, especialmente en lo que al sector femenino se refiere. Ayuda a comprender el amparo que nuestra ministra necesita, aunque he de puntualizar que las menciones a algunos párrafos  de las memorias de Kent, presentes a lo largo de algunos capítulos del libro,  me han resultado un tanto excesivas y en algunos momentos me han llegado a frenar el ritmo.

A pesar de este matiz, el balance de esta lectura es muy muy satisfactoria, y la recomiendo para todas las personas a las que, como yo, nos gusta adentrarnos en las emociones, permitiendo reflexiones posteriores.

"Recuerda que lo que separa a los mediocres de los grandes es cómo estos últimos superan las adversidades"

(Me quedo anotadas muchas citas que no os desvelo para no anticiparos el final)