Unidas por un lazo invisible

He tenido la suerte de tener una familia bien estructurada, donde el respeto, la educación y el entendimiento siempre han estado y están presentes. Una familia en la que cada uno tenía algo que aportar, con un reparto de tareas y una igualdad visible; ya  desde pequeñita me inculcaron que da lo mismo a quién se ame, mientras que no se haga daño a nadie ni a uno mismo; en la que existía (y existe) el matriarcado por encima de todo, es decir, que lo que decía mi madre iba a misa, y yo, aunque obligada, también. Siempre bajo el consenso de  mi padre, cuando uno decía "a" , el otro respondía con lo mismo, a pesar de no estar de acuerdo.

Soy una gran afortunada de contar con mis padres a día de hoy (y que no me falten nunca...), los que me han apoyado y me apoyan en todas y cada una de mis decisiones, a sabiendas muchas veces de estar equivocada. Siempre me han dejado asumir mis errores, de la misma manera que uno se siente capaz se tomar sus propias decisiones, tiene que asumir también sus fallos o derrotas. Sin juzgar, sin peros, siempre con los brazos abiertos y desde un profundo respeto.

A ellos les debo la vida y lo que soy, y mi eterna gratitud por haberme dado a mis tres hermanas que son mis grandes tesoros. Los amigos son la familia que uno elige, pero yo he tenido una gran suerte con la familia que me ha tocado. Cuento con mis amig@s en mis momentos importantes, eso por supuesto. Sin embargo, mi primer grito de auxilio, mi primera llamada de desahogo o mi primera tontería de la mañana va para mis hermanas, siempre. Son mis tres grandes mejores amigas, mis confidentes, los pilares de mi edificio, mis grandes todos. Sin ellas mi vida sería un sinsentido. Formamos un equipo muy curioso, yo soy la menor del grupo, y como en toda empresa, cada una tiene su lugar y su función: una pone la elegancia y el saber estar, otra el orden y la organización estrictas, otra la inteligencia desmedida y yo ni puntito de locura, pero juntas somos como los mosqueteros, "Uno para todas, y todas para uno".

Las cuatro simbolizamos nuestra unión con una misma alianza.

 ¿No es, la familia, una alianza eterna?

Estamos unidas en sangre, en cuerpo y alma, por un lazo invisible pero indestructible, a los ojos del mundo y a los nuestros propios.

Hoy os dedico mi más sincero amor, el que nace de mis entrañas y no se despega de mi piel.

* OS ADORO *

P.D.: Sí, beatificarán a mi padre por haber aguantado a cinco mujeres en casa.