Me gusta echar la vista atrás. En este caso, no tanto. Sigo intentando salir de ese mal sueño, despertar, y que mi realidad sea otra, mejor dicho, nuestra. Es un gran sueño colectivo en el que muchos seguimos esperándote, deseando que fuera un viaje temporal y no definitivo.
Cada día te recuerdo, cada día hay algún pequeño detalle que hace que te evoque en mi memoria. Es una sensación agridulce; por una parte, doloroso, porque la realidad me dice que ya no estás, y por otro, agradable, porque recordarte hace que te sienta cerca de mí.
Puede que no tenga derecho a que me duela tu ausencia, que te parezca injusto, incluso osado. Seguramente te fallé, quizá te di de lado, incluso es probable que nunca llegáramos a conocernos realmente. A los ojos de los demás, quizá sí, a los nuestros propios, no.
Me duele no haber conocido tu pesar, no haberte llamado y haberte preguntado ¿cómo estás? También sé que no me hubieras contado la verdad, me hubieras respondido algo en clave de humor, lo que te caracterizaba, el gran papel de tu vida. Aún y todo, pude haberlo hecho. No lo hice. Es mi penitencia.
Me has dado una lección de vida, me has hecho ver las cosas desde otra perspectiva. Qué lástima que haya tenido que ser por tu falta.
A veces afloran momentos compartidos, tonterías, palabrejas que solo a ti te hacían gracia, pero que terminabas por contagiarnos a los demás. Y cada vez que en mi mente escucho tus expresiones, tu risa, incluso tu forma de bailar, o las canciones de moda que cantábamos siempre, ..., cualquier detalle, me hace sonreír, al menos por un instante. En el momento en el que vuelvo a la realidad y soy consciente de que no estás, de que ya no estás, de que no estarás, es como recibir un jarro de agua fría, impactante, desafortunado, fuera de lugar.
¿Cuántas veces he pensado en qué hubiera pasado si te hubiera llamado para verte antes de marcharme? ¿Habría cambiado algo?
Seguramente no, y no debería atormentarme, aunque sea inevitable. No tuvimos una larga amistad, pero lo poco que pudimos compartir, fue intenso. Lo justo para conocernos ligeramente, enfadarnos, amigarnos, despedirnos y distanciarnos, y finalmente, perderte.
Te imagino sentado sobre una nube, contemplándonos, viendo pasar nuestros días con nosotros, guiándonos en algunos pasos importantes.
Si hubieras visto esto por ti mismo hubieras huido, te hubieras reído, incluso, hubieras corrido en tiempo récord . Odiabas los sentimentalismos, o eso quisiste aparentar, siempre con tus reservas, con tu muro de piedra rodeándote, haciéndote pasar por un hombre de hierro, que lamentablemente, terminó fundiéndose.
Y aún sigo preguntándome porqué. A veces te grito y te digo ¿por qué?, pero no me respondes. Ese mutismo me crea malestar.
Te prometo que algún día te buscaré por dondequiera que estés, y te encontraré. Espero que me permitas al menos decirte ese "Adiós" que se quedó en mis labios.
Te odio por lo que hiciste, y te quiero por lo que fuiste, y por lo que siempre serás para mí.
P.D.: Perdóname por haber tardado un año en reunir el valor de dedicarte estas líneas.
Ha pasado un año, que rápido pasa la vida.
ResponderEliminar*******
De verdad que sí...
EliminarPor un lado se ve muy alejado y en realidad, ha pasado volando....
Hola. debe de ser frustrante no poder despedirse de una persona que teníamos cerca... ya leo que ha pasado un año... seguro que la vida te dará la oportunidad de decirle adiós. Seguimos en c ontacto
ResponderEliminarHola Marta:
EliminarLamentablemente no, hay veces que la vida no nos da esa oportunidad.
Gracias por tu coment, un beso.
Algún día volveréis a encontraros y os dará esa explicación, aunque probablemente no sirva de consuelo.
ResponderEliminarNo, consuelo no existe, solo queda el respeto y la conformidad.
Eliminarhola enhorabuena como siempre, yo pienso que es importante decir las cosas a tiempo no ???chao
ResponderEliminarEl problema es cuando no te da tiempo a hacerlo.
EliminarGracias por pasarte y el coment, besos.
Me has emocionado. Qué duro es no poder despedirse. Te entiendo más de lo que puedas imaginarte. Un besazo!
ResponderEliminarGracias Lourdes.
EliminarSiendo así, qué pena que me comprendas :-(
Un beso, y disfruta de las vacaciones y de energía positiva.
Besos.
Que bonito lo que has escrito y cuanto transmites.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, muchas gracias.
EliminarEn este caso no buscaba reconocimiento, sino desahogo.
Besos.
Es bueno desahogarse, aunque hayas necesitado un año para poder reunir el valor y hacerlo. En cierto modo ya te has despedido de esa persona.
ResponderEliminarBesos
Efectivamente... al menos lo he podido hacer.
EliminarBesos.
Lo importante no es haber tardado un año en reunir el valor... tienes que estar orgullosa de haberlo reunido, haya pasado el tiempo que sea.
ResponderEliminarMe quedo con tu frase "Te odio por lo que hiciste, y te quiero por lo que fuiste, y por lo que siempre serás para mí." No sabes cuanto te entiendo ;)
Muchas gracias por tus palabras Shia. Qué pena que sí me entiendas en este aspecto...
EliminarYa soy seguidora de tu blog, oeeeee, así q nos vemos por la blogosfera.
Besos.
Preciosas palabras que todos en algún momento nos gustaría decir a una persona que se nos ha ido muy lejos. Pero como dices, no tenemos el valor suficiente todavía reunido. Yo llevo unos diez años intentándolo. Y aunque he rehecho mi vida siempre te queda ese "¿Que hubiera pasado si...?"
ResponderEliminarMil besos^^
Vaya, lo siento Laura. 10 años es un tiempo excesivo para madurar un sentimiento, ¿verdad?
EliminarCorrecto, siempre quedada el ¿y si...?
Un abrazo.
Saber decir adiós es todo un aprendizaje... duro.
ResponderEliminarBesos,
De veras que sí.
EliminarGracias por pasar ,un beso.
Es muy difícil el no poder despedirte, pero te puedo asegurar, por experiencia propia, que el poder hacerlo, tampoco ayuda mucho. Mucha fuerza y ánimo para los malos momentos. Seguro que escribir te ayuda. Un besillo.
ResponderEliminarSí, como terapia de desahogo es estupendo.
EliminarUn besote.