Y ahí sigues .... sentado en el mismo banco.
Con la cabeza gacha, las manos bajo tus muslos, observando tus pies moverse continuamente hacia adelante y hacia atrás, a un ritmo melodioso.
De vez en cuando alzas ligeramente la cabeza, marcando un leve giro a la izquierda, mirando el puente de reojo, de manera intermitente, pensando, dudando, valorando. Dos horas de continuo dilema interno y de agarrotamiento postural, limitándote únicamente a respirar, parpadear, y esas miradas fugaces a esa construcción que podría salvarte de tu penuria.
Sorprendentemente, un movimiento rápido coloca tus manos encima de tus rodillas, tu espalda se tensa y sin pensar, te levantas. Muy serio, pero muy decidido. Te vuelves hacia él y comienzas a caminar.
Te tiemblan las manos, así que decides asir la barandilla, temiendo que después de un cierto periodo de inactividad, tus piernas te fallen y caigas de nuevo. Y ,una vez más, te sorprendes; cruzar el puente está provocando un revoloteo en tu estómago, quizá por la curiosidad de qué haya al otro lado. Un atisbo de sonrisa asoma en la comisura de tus labios.
¡Lo has conseguido!
El paisaje te enamora, te envuelve en su manto delicado. La zona está atestada de árboles, flores de intenso colorido, plantas que nunca antes habías visto, mariposas blancas, insectos variados, pájaros jugueteando en las copas de los árboles, manteniendo su conversación inteligible entre ellos.
Y continúas avanzando...
Al menos por una vez, la piedra se mantiene al margen, sin obstaculizar tu camino, evitando que tropieces con ella. ¡Valora esa señal! El destino se está poniendo de tu parte.
Sigues caminando. Permaneces boquiabierto, disfrutando de cada paso, sintiendo esa belleza que te rodea.
Una vez alguien nos dijo que abrazar un árbol le llenaba de energía positiva, ¿lo recuerdas? Yo nunca lo hice, ¿y tú?
En el lugar en el que te hallas alcanzas oxígeno de sobra para revitalizar tus pulmones, notando ese cosquilleo que el aire fresco regala a tu nariz. Apuesto a que la sensación es similar a rodear la naturaleza entre los brazos.
¡Sonríes!, la mezcla de tonos verdes te está animando. Te estás contagiando de vitalidad, de oxígeno, de buenas vibraciones, y, principalmente, de serenidad.
Conforme termina el sendero, comienza una explanada sombría en la que están dispuestas unas cuantas mesas de madera con bancadas. El terreno se ve bastante ajado, seguramente sea una zona bastante transitada, aunque tú no te hayas topado con nadie. O quizá fueras tan entretenido que no te hayas dado cuenta de si alguien pasaba por tu lado o no.
Has caminado durante mucho rato, así que decides sentarte a reflexionar, a saborear la sensación que hacía tantísimo no vivías. A escuchar "nada" a excepción de la magia que invade tu espíritu, a la paz que alimenta tu alma, reencontrándote contigo mismo, sintiéndote cómodo en esa parcela de tu vida. Y atreviéndote a cuestionarte lo que llevabas tiempo obviando:
¿Es esto la felicidad?
hola un relato muy interesante enhorabuena
ResponderEliminarMuchas gracias!!!
EliminarUn beso.
Me encanta el texto y las fotos que lo acompañan :)
ResponderEliminarMuchas gracias!!!
EliminarLas fotos son de cosecha propia eh!!
Un beso.
A vivir!
ResponderEliminarUn relato con mucho sentimiento
Besos
Sentimiento siempre!!!
EliminarUn beso guapa
Muy bonito y el final me encanta ;)
ResponderEliminarBesitos.
Gracias Soledad, besitos!!
EliminarQue bonito :')
ResponderEliminarLas imágenes también me gustan mucho, no son ni muy cutres ni hiper mega cargadas de filtros como todo lo que te encuentras hoy en día :s
Un beso
Muchas gracias!!!
EliminarLas fotos son de cosecha propia, me fui a dar un paseito y me encantó el lugar, de ahí la inspiración. ¡Y sin filtros!
Un besote.
¡¡¡Precioso!!!Me ha encantado..
ResponderEliminarBesos.
Muchas graciassss!!!
EliminarBesos.