Reordenarme
buscandomiequilibrio
agosto 31, 2015
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Termina agosto, y con ello, la llegada de Septiembre se convierte en un vaivén constante de metas y propósitos, como si habláramos del mismo Enero. En mi caso, es muy curioso, porque yo no suelo coger vacaciones en verano, así que este año estoy aún más sorprendida de la "Cuesta de Septiembre" que se me avecina.
Agosto es un mes que de un tiempo a esta parte, cada vez me gusta más. La mayor parte de la población se va de vacaciones, por lo que yo me quedo muy tranquilita, disfrutando de un poquito de silencio y paz interior, además de reducir en unas pocas horas la jornada laboral y tener los sábados libres (que durante el resto del año, siempre los trabajo).
Este año ha sido muy peculiar. Por un lado, mi tiempo de lectura ha ido "decrecendo" a un ritmo vertiginoso, circunstancia realmente rara en mí. No suelo ver la tele habitualmente, y siempre prefiero un libro a una película... excepto este mes que termina.
A duras penas he escrito dos o tres posts por semana, por lo que mi blog necesita ser actualizado con urgencia máxima.
Y además, que soy "Doña Libretas", siempre plasmando mis ideas en papel, con mi libretita y mi mini-boli en el bolso (aunque lo cambie a diario, mi libreta no falta jamás), tampoco he escrito nada.
Siento como si mi cerebro se hubiera quedado sentado a contemplar un paisaje hermoso, y no tuviera ganas de moverse de ahí; como si siguiera de vacaciones, a pesar de que ya lleva dos meses en activo.
Ayer, casualmente, mantenía una conversación con mi amiga Eli, que es muy similar a mí en una característica, y es que, a pesar de no tener ni idea de psicología, nos gusta divagar en la profundidad y adentrarnos en terrenos pantanosos. Y poniéndonos al día de casi todo el verano, le comenté que necesitaba resetearme, cambiar ciertos aspectos de mi vida o plantearlos de otra manera, para poder sacar mayor rentabilidad a mi tiempo, repartido entre mis obligaciones y mis aficiones.
Y me respondió con algo que me gustó:
"Tienes que reordenarte"
Argumentó que, a lo largo de la vida, hay que reordenarse varias veces.
No podría haber mejor conclusión. Indago en este tema, y tiene una lógica aplastante. Pongo el ejemplo de mi armario. Cada "x" tiempo siento la necesidad de vaciarlo, colocar las cosas de otra forma para ahorrar espacio, o para que esté todo más cómodo, más a mi alcance; dejando a un lado lo que ya no utilizo. ¿Cuánto dura el orden? Poco tiempo, ¿por qué? Porque en el día a día, sin querer, vuelvo a ir desordenándolo, descolocando las cosas que en un principio estaban donde tenían que estar.
¿Cómo no me había parado a hacer lo mismo con mi vida?
De la misma forma que me gusta romper la rutina y poner un poquito de locura a mis días para sentirme viva, un exceso de ella me desordena y me descentra.
Aún no he encontrado mi equilibrio, pero no ceso en su búsqueda.