26 de julio de 2015

LadyDrama

No todos los cuentos de hadas y princesas terminan de la misma manera.

LadyDrama era una princesa que vivía en un castillo con su padre, LordFaith, y su madre, LadyTorment. Se pasaba el día en su habitación, aburrida, esperando junto a la ventana a que apareciera un príncipe apuesto que se enamorara de ella y se fueran juntos a vivir a su palacio. 


Todos los días seguía el mismo ritual. Se levantaba tarde y perezosa, desayunaba lentamente, y pasaba horas peinando sus cabellos rubios en grandes tirabuzones. Se ponía rubor en las mejillas y carmín en los labios, se perfumaba, y se ponía su mejor vestido. Y esperaba....

Se pasaba la mayor parte del día suspirando. Se sentía triste, sola y desdichada, porque nadie iba en su busca y ella quería enamorarse.

LadyFaith, muy preocupado por su hijita, hablaba con ella e intentaba hacerle razonar:

- Hija, el día que menos lo esperes, aparecerá un príncipe pidiendo tu mano, os enamoraréis y seréis felices para siempre.
- Pero papá, me aburro. Me paso el día encerrada en casa, esperando. Yo quiero que venga un príncipe ya. Que se enamore de mí y me lleve lejos de aquí -contestó a su padre.
- Cariño, quizá ese príncipe tarde en llegar. Has de ser paciente.

Y LadyDrama respondió:

- No. Lo quiero ya. Estoy harta de estar aburrida.

Siguieron pasando los días, y la situación no cambiaba, así que para matar el tiempo, la princesa decidió jugar todas las tardes con sus muñecas.

Por fin un día, harta de acicalarse y esperar, salió a dar un paseo alrededor de su castillo. De pronto oyó unos cascos, ¿era un caballo?. Y de repente un apuesto príncipe apareció a su lado, se bajó de su caballo y comenzó a acercarse a ella. Él tenía un brillo perverso en su mirada, pero comenzó a enredar sus dedos en los tirabuzones de ella, y a regalarle los oídos con palabras bonitas.

¡Qué feliz estaba! Por fin alguien se había enamorado de ella. LordFaith y LadyTorment no estaban de acuerdo, conocían al príncipe y sabían que no era trigo limpio. Pero LadyDrama no les escuchó, abandonó el castillo, abandonando a sus padres y sus muñecas sin mirar atrás. 

LadyTorment lloraba todos los días pensando en su hija y LordFaith no volvió nunca a sonreír. Tras dos o tres años de penuria, decidieron irse a otra ciudad, dejando su castillo vacío. Las muñecas se las llevaron consigo en su largo viaje.

Días más tarde, LadyDrama, triste y desolada, decidió volver a su Castillo. Sus padres tenían razón, el príncipe era muy malo y ella había sido tan inocente.... 

Cuando ella regresó, ya no había nadie. 

Entonces se aburrió de verdad durante el resto de sus días, y aprendió la diferencia entre la verdadera  soledad y un simple capricho.

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